¿Es lícito pasarse del agresivo punk al más amable country, del Madrid al Barcelona y viceversa o de la tortilla sin a con cebolla?, pues aunque poco frecuente, ejemplos haylos.
Tal es el caso de la virginiana Neko Case, quien en su mocedad emigró a Canadá para enrolarse con ruidosos grupos como de The New Pornographers o Maow y después recuperó sus raíces para convertirse en uno de los mejores referentes actuales de los sonidos camperos.
Tras dos primeros álbumes más convencionales vaqueros, Case nos descubre su intimidad en Blacklisted (2002), una colección de 13 delicadas canciones en una atmósfera realmente embriagadora y acompañada de músicos de acreditadas bandas de Americana como Calexico, Giant Sands o Sadies.
Y para abrir boca Things That Scare Me, coescrita con su mano derecha el bajista Tom V. Ray, y engalanada con un estupendo banjo de Jon Rauhouse, la no menos fantástica acústica de Joey Burns, la 12 cuerdas de Dallas Good y esa voz envolvente de Neko Case que nos relata las cosas que le asustan.
Deep Red Bells nos pasea con la arrastrada batería de John Covertino, la steel de Jon Rauhouse y una tenue Neko Case.
Saltamos a otro de los momentos íntimos con Tightly, Neko susurra por momentos engarzada a su piano y las guitarras envolventes de Joey Burns y Brian Connelly.
Nuestra virginiana se atreve incluso a versionar a Sara Vaughan en la sentida balada jazzy Look For Me (I'll Be Around) y aportarle su estilo con buenos coros y el órgano de Howe Gelb.
Nos desperezamos con Stinging Velvet, Neko se crece a la acústica y canta animada junto a la steel de Rauhouse, la eléctrica de Dallas Good y una base rítmica vivaracha.
Maravilla llamada I Wish I Was The Moon
Damos un nuevo brinco para llegar a la que quizás es su mejor canción. I Wish I Was The Moon. "Anoche soñé que había olvidado mi nombre, porque vendí mi alma, pero al despertar seguía siendo la misma. Estoy tan sola. Desearía haber sido la luna esta noche". El acordeón y las guitas de Joey Burns unida al sentimiento de Neko Case nos regalan una maravilla.
Siempre Aretha
Compungidos todavía por la pérdida de Aretha Franklin, el destino quiere que prosigamos con la respetuosa y al tiempo personal revisión que hace Neko de Runnin' Out Of Fools. Homenaje a la irrepetible diva del soul 16 años antes. Apunte para los estudiosos, Elvis Costello también grabó este tema.
Outro With Bees, Lady Pilot, Pretty Girls, I Missed The Point, Blacklisted y Ghost Wiring son otros agradables fragmentos de esta sutil, frágil y sensible obra.
Neko Case ha seguido grabando. Hell-On es de este mismo 2018 y por el título y la portada, parece que baja a los infiernos. Ansiosos de quemarnos con ella.
¡A disfrutarlo, háganme el favor!
.1. Things That Scare Me (Neko Case/Tom V. Ray)
.2. Deep Red Bells
.3. Outro With Bees
.4. Lady Pilot
.5. Tightly
.6. Look For Me (I'll Be Around) (Dee Sylvia/Guy Wood)
.7. Stinging Velvet
.8. Pretty Girls
.9. I Missed The Point
10 Blacklisted
11 I Wish I Was The Moon
12 Runnin' Out Of Fools (Fred E. Ahlert/Kay Rogers)
13 Ghost Wiring
- Todas compuestas por Neko Case, salvo donde se indica
- Otros discos recomendados: The Virginian (1997), Fox Confessor Brings The Flood (2006), Middle Cyclone (2009), Hell-On (2018).
Si Stevie Wonder, que rindió tributo al ‘tío’ en sus comienzos; Van Morrison, probablemente a quien más ha versionado el genio de Belfast; Elvis Presley, Aretha Franklin, Beatles, Eric Clapton, Joe Cocker, Bonnie Raitt, Billy Joel, entre cientos, confesaron su decisiva inspiración, no nos equivocamos al afirmar que Ray Charles es una de las más grandes figuras de la música contemporánea. Su apodo lo corrobora: “El Genio”.
Nacido en 1930 en Albany (Georgia), Ray Charles Robinson se quedó ciego a los seis años víctima de un glaucoma. Esto contribuyó a que desarrollara su talento musical como virtuoso pianista, compositor y dotado, además, de una poderosa y versátil voz.
Ningún grupo ha encarnado en España el espíritu, rebeldía y garra sónica de los Rolling Stones como Burning, que sobrevivió durante casi cinco décadas a todas las movidas, modas y corrientes como genuino representante del más sólido rock nacional.
Formados en 1973 en el madrileño barrio de La Elipa, la influencia stoniana ya se palpaba desde sus primeros conciertos en la desaparecida sala M&M o en el colegio Maravillas con una larga e incendiaria versión de Sympathy For The Devil y la impactante estética ’glam’ del momento.
Empezaron cantando en inglés pero pronto encontraron su personalidad en el LP de debut Madrid (1978) con temas como Rock’n’Roll Mama, Jim Dinamita o la balada Una noche sin ti.
Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán, catalogados entonces como los Crosby, Stills, Nash & Young españoles, iluminaron en 1974 el insulso panorama nacional con el magnífico disco Señora Azul, mucho más que un remedo del supergrupo norteamericano y que se ha convertido en objeto de culto.
Prácticamente inadvertido en su momento para el gran público, el tiempo le ha elevado a su justa valía como uno de los mejores trabajos de pop-rock en el que brillan las composiciones, voces y musicalidad del cuarteto.
Curtidos en bandas como los muy interesantes Solera (Rodrigo García y José María Guzmán), Franklin (Juan Cánovas) e Íberos (Adolfo Rodríguez), CRAG mostraron todo su talento con letras comprometidas todavía en la censura franquista.
Una voz cautivadora, atinada elección de versiones y talentosos músicos, unido a una seductora presencia en el escenario son excelencias que convirtieron a Linda Ronstadt en la artista más reconocida en los 70 para llegar a una masiva audiencia traspasando sus comienzos country-folk.
Linda María Ronstadt fue protagonista junto con Eagles, Jackson Browne, Joni Mitchell, James Taylor; Crosby, Stills, Nash & Young -juntos y por separado-, Carole King, Fleetwood Mac… de la segunda generación musical bautizada como Laurel Canyon, barrio hollywoodiense de Los Angeles en el que hicieron pandilla, con una propuesta más amable que sus lisérgicos antecesores como Jefferson Airplane, Grateful Dead o Doors.
Van Morrison, uno de los más grandes artistas que nos ha regalado la música contemporánea, mostró por primera vez en Moondance lo que sería su genuino sello de identidad, que transita por el soul, el blues, el country, el rock y el jazz. Todo ello impregnado de su inmenso talento para componer epopeyas inundadas por una impresionante voz que discurre con toda naturalidad de la ternura a la crudeza. El genio de Belfast había pasado página tres años antes, en 1967, a su primera aventura musical con sus vecinos norirlandeses Them, un grupo que llegó a rivalizar en la vorágine británica del Rhythm & Blues con Rolling Stones, Kinks y Who.