¡Qué cara de tont@ se te pone cuando eres eres la última persona en enterarte de que tu pareja te va a dejar porque es otra persona la que le enciende el alma!
Así nos lo cuenta Del Amitri en Always The Last To Know, uno de los muchos temas con los que esta banda escocesa nos embauca en una soberbia conjugación electro-acústica de folk, country y rock nuevaolero, unida a letras inteligentes.
Originarios de Glasgow, salieron a la luz en 1985 con un disco homónimo que no despertó mucho entusiasmo, pero cuatro años después sí sorprendieron con Waking Hours y estupendas canciones como Kiss This Thing Goodbye, Nothing Ever Happens o Stone Cold Sober.
En 1992 dieron un paso adelante en su desarrollo creativo con Change Everything, un disco más intimista y por momentos triste que les confirmó en la primera línea.
'Quiero morir, quiero llorar"
Si Always The Last To Know es un lamento del amante malherido, Just Like A Man se torna en una potente pieza rockera en la que el cantante, principal compositor y bajista, Justin Currie, se martiriza por no haber sabido querer a su chica en un grandioso estribillo con falsete: "Quiero morir, quiero llorar, quiero decirte que me equivoqué".
La atracción musical de Del Amitri la completan los guitarristas Iain Harvey y David Cummings, el teclista Andy Alston (siempre brillante al piano), además del batería Brian McDermott.
El álbum se abre con Be My Downfall. Al arrullo de las acústicas Currie exhibe sus mejores facultades vocales para ir subiendo y la súplica de que estén juntos esta noche aunque suponga su ruina y perdición.
También en ambiente folkie se desenvuelve When You Were Young con un excelente crescendo y la reflexión sobre la autodestrucción humana con guitarrazos de Harvie.
Esos riffs de nervio afloran igualmente en Surface Of The Moon que empieza calmada para ir cobrando fuerza. Nueva demostración de la garganta de Currie.
Caña
El instinto cañero de los Amitri se desborda en The Ones That You Love Lead You Nowhere, un puñetazo stoniano con Currie afeándole su mala elección de amores.
Behind The Fool tiene un pegadizo sabor country con punteos por doquier y ritmo vivo, efluvios camperos que también rezuman en To Last A Lifetime, un canto a la felicidad de llegar a casa y estar con la persona amada para dejar de lado los muchos problemas de la vida.
Change Everything contiene otros buenos momentos como I Won't Take The Blame (Yo no tengo la culpa, ni he sido el que ha jugado con comodín), los mandamientos del verdadero amor en The First Rule Of Love, la recurrente country As Soon The Tide Comes In y la vitalista Sometimes I Just Have To Say Your Name, que echa el telón a casi una hora de disfrute.
El momento de mayor esplendor comercial llegó en 1995 con el tema Roll To Me y la banda continuó hasta 2002. Justin Currie ha editado tres discos en solitario que no han rayado a la misma altura.
En los últimos años se han juntado esporádicamente para conciertos y el propio Currie ha dejado abierta la posibilidad de volver a grabar. Aguardamos ansiosos.
¡A disfrutarlo, háganme el favor!
DEL AMITRI - CHANGE EVERYTHING (1992)
.1. Be My Downfall
.2. Just Like A Man
.3. When You Were Young
.4. Surface Of The Moon
.5. I Won't Take The Blame
.6. The First Rule Of Love
.7. The Ones That You Love Lead You Nowhere
.8. Always The Last To Know
.9. To Last A Lifetime
10 As Soon As The Tide Comes In
11 Behind The Fool
12 Sometimes I Just Have To Say Your Name
- Todos los temas Del Amitri
- Otros discos recomendados: Waking Hours (1989), Twisted (1995), Some Other Sucker's Parade (1997), Lousy with Love: The B-Sides (recopilación).
Reivindicar grandes talentos ignorados es una de las cruzadas de esta nuestra querida página magnetofono.com y a ese empeño nos sumamos con D.L. Byron.
This Day and Age, editado en 1980, es uno de los mejores ejemplos del power pop nuevaolero en su máximo esplendor a la altura de Elvis Costello o Graham Parker, pero salvo un primer single con videoclip incluido que sí programó MTV, Listen To The Heartbeat, este artista originario de Nueva Jersey no tuvo continuidad.
David L. Byron compone las diez soberbias canciones del álbum acompañado por una vigorosa banda con músicos que habían trabajado con Billy Joel, además de la sólida producción del experimentado Jimmy Iovine (U2, Patti Smith, Tom Petty, Pretenders, Dire Straits, Bob Seger… ¡¡¡Enrique Iglesias!!!).
Marvin Gaye representa como pocos la sensualidad en el soul, aunque su tumultuosa vida no fue precisamente romántica con una grave adicción a la cocaína, un amargo divorcio y una trágica muerte a manos de su padre.
Artífice destacado del sonido Motown, le dio al sello de Detroit innumerables éxitos en los 60 como Stubborn Kind Of Fellow, How Sweet It Is To Be Loved By You, Ain't That Peculiar, I Heard It Through The Grapevine, Too Busy Thinking About My Baby…
Asimismo, encarnó la figura del amante ideal en memorables duetos como It Takes Two con Kim Weston o Ain't No Mountain High Enough con Tammi Terrell, su gran amiga que se desvaneció en sus brazos víctima de un tumor cerebral cuando actuaban juntos y nunca se recuperó hasta fallecer a los 24 años, lo que le produjo a Marvin una gran depresión.
De todos es sabido, ¿añorado?, que la mayor eclosión musical alternativa española se produjo con La Movida, pero sería injusto creer que no hubo continuidad.
Los nuevos sonidos grunge y de todo pelaje indie tuvieron su reflejo nacional con cantidad de bandas que afloraron en los siguientes años.
Corriente Alterna, recopilación editada por El País, es una atinada y versátil muestra de los sonidos que se cocinaron desde los 90 hasta bien entrado el nuevo siglo.
Para abrir boca nos encontramos con el gallego Xoel López, enmascarado en Deluxe, y una delicia de canción: Que No. Guitarras y base crudas atenuadas con una voz popera que se reafirma en que quiere ser cantante a pesar de todo.
La historia de la música está repleta de bandas longevas que han transitado de un siglo a otro y algunas todavía siguen activas, al contrario de otras de vida efímera pero con un legado de excelentes canciones, verbigracia los británicosThe Motors.
Si las torrijas y la Semana Santa son indisolubles, no lo es menos escuchar con una rebosante pinta de cerveza a Madness, una de las bandas británicas más divertidas, guasonas y, como su nombre indica, con un vitalista componente de locura.
Abanderados junto con Specials, English Beat o Selecter de la fiebre a finales de los 70 del ska, el frenético estilo de raíz jamaicana que consiste en pasar el reggae por una batidora, la pandilla se formó en el emblemático barrio de Camden Town, curtiéndose en los pubs de Londres.