Elegante, sensual y cálida voz envuelta en una placentera atmósfera de soul-jazz son las señas de identidad de Sade, cuya amable propuesta deslumbró a partir de su irrupción a mediados de los 80.
Arrancar un álbum con una pasada como "Prisoner of war" no es tarea fácil, ni está al alcance de cualquier mindundi. Y es que en ella se concentra la esencia y la herencia de nombres como The Records, Blue Ash o The Infidels. Armonías de primera división para un "chorus" monumental como pocos.