La obsesión de los blancos por empaparse del alma musical de los negros es una constante. Elvis Presley fue el primero en propagarlo masivamente y en la tumultuosa década de los años 60 se produjo una eclosión de bandas que renegaban de su piel pálida para sonar como los grandes artistas de ébano, entre los que distinguimos a The Rascals.
Según palabras del propio líder del grupo, Jeremy Fury, la intención del quinteto neoyorquino era plasmar un trabajo merecedor del titulo de nuevo clásico del Rock Americano. Difícil precisar si esto se ha conseguido al cien por cien, pero el resultado ha merecido la pena.
El tercer episodio de los Harlequins despertó el entusiasmo del lugarteniente de la E Street Band, Little Steve Van Zandt, que se deshizo en elogios nada más escuchar el álbum con su incisiva producción con referente en la vertiente más ochentera de la primera New Wave.