De los Beatles a Teenage Fanclub, de los Hollies a las Bangles, de Big Star a Daniel Romano... Melodías amables, buenas armonías vocales, estribillos imbatibles, punteos elementales y cándidas historias de amor y desamor: la fórmula básica del pop lleva décadas funcionando y, afortunadamente, no muestra signos de debilidad.
 
Subido a esta ola llega Sharp Pins, que lanza el discazo 'Balloon Balloon Balloon', una colección deliciosa de canciones que beben sin complejos de las mejores fuentes del pop, pero -de ahí su mérito- suenan frescas y a punto de estrenar.
 
Tras el nombre de Sharp Pins se esconde Kai Slater, músico de apenas 21 años pero ya con un nutrido currículum, construido a base de grabaciones más o menos precarias, colaboraciones con grupos amigos y publicación de fanzines sobre cualquier cosa que se mueva en la escena musical de Chicago.
 
Matthew Sweet, Fountains of Wayne, Guided by Voices, Elliott Smith, Posies... la huella de todas estos grupos en las canciones de Sharp Pins es cristalina. Pero todo, todo, nace de su fidelidad absoluta al canon beatleniano.
 

 
Unos toques de psicodelia por aquí ('I Don't Adore You'), un acelerón de power-pop por allá ('Takes So Long'), ciertas dosis de melancolía ('Maria Don't') van conduciendo por los distintos estados de ánimo del autor y, de paso, haciendo un repaso de las mejores virtudes del género. 'Popafangout', qir abre el disco, es un juguete en la voz de Slater, con esos autocoros fantásticos.
 
Aires de los sesenta y de los ochenta... y un sonido también de otro siglo, buscado así a propósito. Slater grabó la mayor parte del repertorio en su habitación, con un equipo rudimentario, así que el 'sonido casete' impregna todos los temas, que llegan desde un segundo plano. ¿Esta canción está sonando en mi casa o en la del vecino? ¡Da igual! Es extraño, pero tiene su encanto.  
 
En cuanto a sus letras, el jovencísimo talento estadounidense confesó en una entrevista con 'Rolling Stone' que escribió las canciones, a veces en media hora, en un estado febril de enamoramiento, pero exaltado por la distancia física -la que hay de Chicago a Nueva York- que le separaba de su novia. Unos ingredientes perfectos para componer temas tan cargados de sentimiento como de rabia. 
 
Shap Pins anda de gira y pasará de nuevo por España a principios del próximo año. Será una buena ocasión para disfrutar del momento feliz de Kai Slater, un tipo que no se limita a agitar la coctelera para mezclar las esencias de sus grupos favoritos: suma dos y dos y saca cinco.