Emmylou Harris atesora todas las virtudes para figurar en el cuadro de honor de las grandes damas del country. Elegante intérprete de voz cristalina que traspasó los límites de la música tradicional nortamericana para enamorar a las nuevas generaciones. Transcurrido más de medio siglo aún no ha colgado las botas camperas.
Heredera de las clásicas como Patsy Cline, Loretta Lynn o Dolly Parton e inspiración de siguientes promociones como Shania Twain, Trisha Yearwood o la megaestrella actual Taylor Swift, entre muchas otras, Emmylou representa, junto con su íntima colega Linda Ronstadt, la evolución para fundir el espíritu de las praderas vaqueras con el rock y el pop.
Nacida tal día como hoy hace 77 años en Birmingham (Alabama), Emmylou pronto se sintió fascinada por las raíces de la música norteamericana. Todavía adolescente dio el salto al Greenwich Village neoyorquino para empaparse de la revolución folk que habían protagonizado Bob Dylan y Joan Baez.
Casada y ya con una hija, a los 22 años grabó en 1969 su primer disco (Gliding Bird) que no tuvo repercusión. Resignada se mudó a Nashville y después, ya divorciada, a Washington DC para vivir con sus padres.
Y entonces apareció Gram Parsons
En la capital trabajó de camarera y mataba el gusanillo cantando en bares. Entonces llegó el gran golpe del destino que cambió su vida. Gram Parsons, unánimemente reconocido como el padre del country-rock en bandas como Byrds y Flying Burrito Brothers, la vio actuar una noche en el Cellar Door Club y, fascinado, supo enseguida que era la vocalista que necesitaba para acompañarle en su inminente aventura en solitario.
La conjunción musical (que no sentimental pese a la leyenda) fue mágica en el álbum de debut de Parsons 'GP' (1973), también plasmada en conciertos. Semanas después de grabar el segundo LP Grievious Angel, Gram murió de una sobredosis de drogas y alcohol en el californiano parque natural Joshua Tree, el 19 de septiembre de 1973. La tragedia conmocionó profundamente a Emmylou.
Sin embargo, nuestra protagonista estaba decida a continuar y mantener viva la llama de su compañero. Fichada por Reprise, editó en 1975 Pieces Of The Sky que recibió una buena acogida e incluía Boulder To Birmingham, dedicada a Parsons.
En diciembre de ese mismo año se publicó Elite Hotel, compendio de la versatilidad de Harris para pasar con naturalidad de Hank Williams a los Beatles.
Al galope
Arranca al galope con el irresistible country-rock Amarillo, coescrita con el excelente cantautor Rodney Crowell, su mano derecha en la Hot Band y cuya colaboración se ha prolongado hasta nuestros días.
El elenco del resto de componentes de la 'banda caliente' es de nota con James Burton (guitarra) y Glen D. Hardin (teclas), ambos de ilustre pasado con Elvis Presley, el soberbio Hank DeVito a la steel, la base de Emory Gordy (bajo) y John Ware (batería), además de ilustres invitados y la producción de Brian Ahern, su segundo marido.
Jambalaya, una de las canciones más emblemáticas del maestro Hank Williams, rezuma todo el encanto en la voz de Emmylou añadiendo más vigor, especialmente en directo, y el destacado violín de Byron Berline.
Dulces sueños
Repaso a otro de las baladas icónicas del country, Sweet Dreams, que escribió Don Gibson y elevó a la cúspidePatsy Cline. Con todo el respeto, Emmylou también la borda compartiendo acústica con Bernie Leadon (Eagles) y el sustento de la Hot Band.
La límpida garganta de Emmylou nos deleita igualmente en la clásica de Buck Owens, Together Again, acunada por el piano de Hardin y la steel de DeVito.
One Of These Days, delicia original de Earl Montgomery, y Satan's Jewel Crown, que popularizaron los Louvin Brothers, son dos ejemplos más de 'oldies' camperos pasados por el tamiz de la amable voz de Emmylou
Amabilidad gutural que también disfrutamos en Till I Gain Control Again, regalo de Crowell antes de que la grabara él mismo y el lujo de los coros de Linda Ronstadt.
El brío de atacar con el nervio de un R&R el tema compuesto por Wayne Kemp Feelin' Single-Seein' Double nos incita a dar brincos con su frenético ritmo y duelo de guitas y steel, si bien es recomendable hacerlo con un sombrero estilo John Wayne.
Eterno recuerdo a Gram Parsons
El sentimiento por la todavía reciente muerte de Gram Parsons se traduce en tres estupendas revisiones de su legado; Sin City y Wheels, de la época de los Burrito, y Ooh Las Vegas que cantaron juntos en Grievous Angels.
Imposible no conmoverse con su magistral homenaje a Beatles en Here, There and Everywhere, del álbum Revolver. La delicadeza vocal de Emmylou parece a punto de romperse, pero esa fragilidad resiste en una de las más bellas baladas de Paul McCartney, quien seguro se sintió orgulloso al oírla.
Luxury Liner (1976) afianzó a Emmylou como renovadora del country y se rifaban sus colaboraciones. Fue la segunda voz de Bob Dylan en Desire, también invitada por The Band en la espléndida película de Martin Scorcese 'El último vals', el imbatible 'Trío' de estrellas con Dolly Parton y Linda Ronstadt, coros a Neil Young, Elvis Costello, Eric Clapton, Lucinda Williams, Steve Earle..., reclamada en fin por un centenar de artistas y más de 30 discos propios.
Sin desdeñar las raíces de la música vaquera se adentró en sonidos más alternativos de la mano del productor Daniel Lanois.
En 2006 grabó un disco completo con Mark Knopfler y dos álbumes de duetos con Rodney Crowell en 2013 y 2015, año este último que tuvimos la suerte de verles en directo en el festival de Huercasa.
Con dos nietos, vegetariana, activista en pro de derechos sociales y animalista, Emmylou alcanza este 2 de abril las 77 primaveras luciendo una larga melena plateada y pisando de vez en cuando los escenarios. ¡Feliz cumpleaños!
¡A disfrutarlo, háganme el favor!
EMMYLOU HARRIS - ELITE HOTEL (1975)
.1. Amarillo (Emmylou Harris/Rodney Crowell)
.2. Together Again. (Buck Owens)
.3. Feelin' Single-Seein' Double (Wayne Kemp)
.4. Sin City (Gram Parsons/Chis Ethridge)
.5. One Of These Days (Earl Montgomery)
.6. Tll I Gain Control Again (Rodney Crowell)
.7. Here, There And Everywhere (Lennon/McCartney)
.8. Ohh Las Vegas (Gram Parsons/Rick Grech)
.9. Sweet Dreams (Don Gibson)
10 Jambalaya (Hank Williams)
11 Satan's Jewel Crown (Edgar L. Eden)
12 Wheels (Chris Hillman/Gram Parsons)
- Otros discos recomendados: Pieces Of The Sky (1975), Luxury Liner (1976), Trio (con Dolly Parton y Linda Ronstadt, 1987), Wrecking Ball (1995), Old Yellow Moon (con Rodney Crowell, 2013).
Reverencias y primer tiempo de saludo paraLucinda Williams, probablemente la mejor compositora decountry-folkdel tiempo reciente, quien después de seis años de silencio nos obsequió en 1998 con su mejor trabajo, Car Wheels On A Gravel Road, unánimemente valorado como uno de los grandes discos de la música tradicional americana.
Esta cantautora de Louisiana ya había saboreado el éxito en 1988 con el estupendo temaPassionate Kisses, popularizado porMary Chapin-Carpenter, y que le valió su primer Grammy.
De Elvis Presley a Rihanna o de Spice Girls a One Direction la industria del ramo le ha sabido sacar jugosos dividendos al atractivo sexual de sus artistas, más allá de las dotes musicales.
Eso debió pensar Chrysalis cuando en el templo del punk neoyorquino, CBGB, poblado generalmente de bandas desaliñadas y estridentes, irrumpieron Blondie con una deslumbrante rubia que hacía más digerible el derroche de decibelios de sus compañeros.
Fichados en 1977, la multinacional se hizo con los derechos de su primer álbum y publicaron el segundo, Plastic Letters, ambos estupendos documentos de cómo pueden cohabitar la bella y la bestia.
Parallel Lines (1978) fue el despegue definitivo de Blondie. Mike Chapman, renombrado productor de Sweet, Mud, Suzi Quatro, Smokie, The Knack…, amplió su abanico sónico del pop al disco, pero sin prescindir de su fuerza rockera.
Es lógico pensar que el primer villancico se cantara en el mismo portal de Belén. Desde entonces la tradición de las canciones navideñas se ha perpetuado hasta nuestros días cuando se acerca el solsticio de invierno.
Pocos son los artistas que no han sucumbido a la tentación de evocar estas fechas. De entre tanta y desigual producción hay un disco que reluce más que la estrella que parece guió a los Reyes Magos, A Christmas Gift For You From Phil Spector.
Corría el año 1963 y el genial, innovador y maníaco violento (cumple condena por asesinar a la actriz Lana Clarkson), Phil Spector, reunió a su mejor elenco para obsequiarnos con el más preciado regalo de Navidad.
Ahora que Halloween lo invade todo se nos ocurre que si hay que soportarlo sea con una canción que viene pintipirada como es Werewolves of London, sátira de licántropos por la que siempre será recordado Warren Zevon.
Los hombres lobo pululan por Londres con comida china, bebiendo piña colada y les oyes aullar a la puerta de tu cocina, "aunque es mejor que no les dejes entrar porque una anciana fue mutilada la pasada noche".
¿Queda todavía alguien que no haya visto Shrek y, más aún, el memorable desmadre final tras la boda de los ogros en la que el asno canta I’m A Believer con los coros y bailoteo de todos los personajes de cuentos habidos y por haber?.
Escrita por Neil Diamond, la canción fue un éxito inmediato para los Monkees en 1966, pero la revisión para Shrek de los californianos Smash Mouth le aporta mucha más adrenalina y diversión, además del mencionado epílogo con el desternillante burro, al que pone la voz Eddie Murphy.