Vanessa Paradis saltó a la popularidad mundial por su relación con Johnny Depp y el indudable mérito de haber ‘domado’ en sus 14 años juntos (1998-2012) al indómito actor estadounidense para ser un ejemplar padre de sus dos hijos en común, aunque en Magnetófono preferimos destacar que esta modelo, actriz y cantante francesa ya había encandilado antes nada menos que a Lenny Kravitz.

Más allá de sus indudables atractivos naturales, Vanessa Chantal Paradis ha demostrado que se desenvuelve de maravilla en una pasarela, ante una cámara o empuñando el micrófono en una carrera que supera las tres décadas desde que irrumpió en 1987 con apenas 14 años y el single ‘Joe le taxi’, once semanas #1 en Francia y #3 en el Reino Unido pese a cantar en la lengua de Moliére.

El legendario cantautor galo Serge Gainsborough, que en 1967 ya había escandalizado con Je t'aime moi non plus en un libidinoso dueto con Jane Birkin, sucumbió también a los encantos de Paradis para componer y producirle un álbum completo, ‘Variations sur le même t'aime’ (1990).

La definitiva proyección internacional llegó a continuación para Vanessa. Fichada como modelo ‘oficial’ de Chanel y aparcada momentáneamente su faceta cinematográfica, dio el salto a Estados Unidos, surgió el flechazo con Lenny Kravitz y, ‘quid pro quo’, el genio de Nueva York ‘cocinó’ para ella con todos los ingredientes: producción, composición, instrumentación y eventuales coros, su fantástico primer disco en inglés con el título homónimo de Vanessa Paradis (1992) del que nos ocupamos.

Tienes que ser mi chico

Aunque diferente a la clásica de Phil Spector para las Ronettes del mismo nombre, Be My Baby revive el encanto de los grupos femeninos de los 60, una de las variadas obsesiones sónicas de Kravitz que pone todo su talento al servicio de la sensual interpretación de Paradis. Estribillo para enmarcar con estallido de coros, cuerdas y decidida base rítmica.

Be My Baby es el tema estrella, pero no el único de un álbum que nos sorprende y enamora en cada capítulo.

Sin ir más lejos, Natural High lo abre con la genuina fuerza de Kravitz para lucimiento de sus lugartenientes como la intro al wurlitzer de Henry Hirsch, los latigazos guitarreros de Craig Ross, el prominente bajo de Tony Brelt y la energía vocal de Paradis ¿quién dijo que era frágil?. Hipnótica con aderezos de jazz y esparcimiento orquestal que convive con el martilleo percusivo.

Feliz domingo y también lunes

Otro momentazo del disco es la vitalista Sunday Mondays para desmontar la habitual depre que lleva del domingo al lunes. “Brilla el sol, las nubes se apartan y nuestro corazón se acelera, así que demos un paseo y liberemos nuestra mente”.

Tremendo el teclado (harpsichord) de Hirsh, destellos a las seis cuerdas de Ross, el soberbio trombón de Jamal Haines, la base y arreglos de Kravitz que ponen la alfombra a las voces superpuestas de Paradis. Un clamor de cariño ecológico cuando ni se barruntaba la crisis climática. Habrá mejores esencias del pop sicodélico, pero ahora no las recuerdo.

Solitarios arcos iris

Difícil encontrar una expresión mayor de entrega a su novia de Lenny a Vanessa que en Lonely Rainbows, sentida balada donde las haya. “Sé de un lugar donde nos podemos esconder, ver el arco iris y volar…” 

El piano tenue de Hirsh nos conduce a un sublime dueto de los dos tortolitos: Paradis tierna y dulce y la respuesta magistral de Kravitz, en casi el único pasaje del álbum que le roba algo de protagonismo a su chica.

Las expresiones de cariño de la bestia a la bella se suceden en la jazzy, Your Love Has Got A Handle On My Mind, lograda segunda voz en falsete del propio Kravitz, y similares efluvios con ambiente lounge en la instrumental Paradis, cuyo título no admite dudas del idilio que vivían. La acústica Silver and Gold lo refrenda.

I’m Waiting For The Man rinde homenaje a una de las clásicas de la Velvet Underground, recuperando la atmósfera prepunk de la que fue pionero Lou Reed. Paradis escupiendo las palabras en un ritmo histérico al que contribuye la armónica de Kravitz.

Una batería desenfrenada lo inunda todo en The Future Song. Kravitz lo toca todo con un solo hendrixiano y Paradis canta con ganas a un mejor futuro por venir.

Just As Long As You Are There cierra el disco con el logrado sabor soul que irradian Paradis y Kravitz, quien nuevamente se luce a las seis cuerdas.

Incombustible

Tras este álbum, Vanessa se embarcó en una gira de la que se editó un directo, retomó su trabajo de actriz y modelo en los siguientes años y así ha seguido compaginando las tres facetas. Su última grabación data de 2018, también hizo sus pinitos en el teatro y sus apariciones en la gran pantalla superan la treintena. 

Lamentamos que el enamoramiento con Kravitz no hubiera dado, al menos, para otro o seis discos más…

¡A disfrutarlo, háganme el favor!

VANESSA PARADIS (1992)

.1. Natural High

.2. I’m Waiting For The Man                         (Lou Reed)

.3. Silver And Gold

.4. Be My Baby                                            (Lenny Kravitz/Gerry De Veaux)

.5. Lonely Rainbows                                    (Kravitz/Henry Hirsch)

.6. Sunday Mondays                                   (Kravitz/Hirsch)

.7. Your Love Has Got A Handle On My Mind

.8. The Future Song

.9. Paradis

10 Just As Long As You Are There             (Kravitz/Hirsch)

 

. Todas las canciones de Lenny Kravitz, salvo donde se indica

. Otros discos recomendados:  Variations sur le même t'aime (1990), Live (1994), Divinydille (2007), Les Sources (2018)

 

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