Una relación se acaba y hay que poner tierra de por medio. La carretera proyectándose, oscura, infinita y brillante, la música atronando los altavoces y el coche devorando kilómetros rumbo a un mañana que empieza ahora, sin lastres, con las deudas saldadas.
Ésa es la historia, infinitas veces contada, detrás de "Gotta Get Away", la canción que cerraba "Turn Blue", el último álbum hasta la fecha de los norteamericanos Black Keys.
El dúo de Ohío (Dan Auerbach y Patrick Carney) había tomado el mundo con "El Camino" en 2011. Habían encontrado la pócima para rejuvenecer el blues, el soul y , en definitiva, el rock and roll y convertirlos en música de nuevo masiva. "Lonely Boy" sonaba en todas partes y de pronto se podía ser moderno y rockero.
Lo fácil en su siguiente entrega, "Turn Blue", habría sido insistir en la fórmula de canciones crudas y afiladas que les acababa de dar el éxito, Pero prefirieron explorar nuevos territorios, sumergiéndose en las profundidades de la psicodelia.
"Gotta Get Away", sin embargo, es una nueva incursión al garaje, sencilla, clásica y vibrante. La canción ideal para cerrar el disco y quedarse con ganas de más.. Y la canción ideal para cerrar el capítulo de "Shameless" en que Sheila (Joan Cusack) abandona a Frank (William H. Macy), se monta en la camioneta y se larga de Chicago y de la serie.
Me pagaron
y luego, en un instante, estaba en la carretera.
Mi mami dijo, mi mami dijo,
tienes una mente de una sola pista
pero no siempre vas a obtener lo que quieres.
Y no mentía.
Fui desde San Berdoo hasta Kalamazoo
solo por escapar de ti.
Busqué por todas partes con la esperanza de estar equivocado
pero, querida, todas las mujeres buenas han desaparecido