No intentes resistirte. Si te encuentras con un tipo que unos días canta como Sam Cooke y otros como Ray Charles, que llega bendecido por Van Morrison y que sostiene que lo mejor de la vida empieza a los 50..., felicidades, es tu día de suerte. Relájate y déjate llevar: acabas de conocer a James Hunter.

'Whatever It Takes' es lo último de The James Hunter Six, nombre con el que graba la actual formación de este músico que es, precisamente, todo lo que no parece: inglés, blanco y contemporáneo. Porque sus canciones son negras, tienen aromas sureños, están bañadas por el sol y callejean por otro tiempo. Aunque suenan a recién salidas del alma.

Grabado, como su anterior trabajo, en la muy soulera discográfica neoyorkina Daptone, 'Whatever It Takes' es una colección deliciosa de diez temas de amor sin complejos (hasta el blues instrumental 'Blisters' lo es), que se ventilan en media hora y que te sorprenden preguntándote, ¿pero ya?

Los seis de James Hunter son, junto a él mismo (voz y guitarra), Jonathan Lee a la batería, Lee Dabau y Damian Hand con los saxos barítono y tenor, Andrew Kingslow a los teclados y Jason Wilson al contrabajo. Hunter formó parte de los grupos de acompañamiento de Van Morrison en dos de sus discos (el maestro fue invitado después al debut de su protegido) y aprendió con él que rodearse de los mejores dice mucho de la inteligencia del líder de una banda.

El magnífico sexteto alcanza momentos sublimes tanto en las composiciones de tiempo medio ('Whatever It Takes') como en las más nerviosas , sobre todo 'I Got Eyes'  y la descomunal 'Don't Let Pride Take You for a Ride': irresistible sección de vientos, indomable la voz rota de Hunter y arrolladores coros finales en la versión en estudio, aunque faltan en este directo:

Las más tranquilas 'Mm-hmm' o 'Show Her' son puro deleite, pero Hunter rompió la baraja cuando se sentó a escribir y le salió de dentro 'It Was Gonna Be You'. Dos minutos y 15 segundos de pura ternura, enarbolada por este inglés de aspecto rudo que, sin dejar caer el cigarro de la boca, se atreve con eso que a cualquiera le gusta escuchar, pero que cuesta tanto decir.

"Si alguien iba a ser la mano que me guiase, si alguien iba a ser un oasis en la arena ardiente del desierto, si tenía que haber un futuro en el que depositar mis sueños, si alguien iba a enseñarme a distinguir lo malo de lo bueno, si alguien iba a devolver mi corazón al lugar al que pertenece... tenías que ser tú".