El mercurio sube. O peor. Subió hace días y no baja. Tampoco cuando se pone el sol. Así que es fácil sentirse en el trópico, por ejemplo en Jamaica. Allí hace mucho que inventaron un refresco para las calenturas, a base de ritmos sincopados, y lo llamaron ska.
Prince Buster, nacido Cecil Bustamente Campbell, fue uno de los creadores del nuevo sonido y también el primero que esparció el elixir fuera de la isla. Cantante, compositor y productor -antes boxeador-, El Príncipe grabó una gloriosa serie de singles a comienzos de los sesenta que le convirtieron en una celebridad en su Kingston natal.
Uno de ellos fue este "Madness" (1963).
Locura, ellos lo llaman locura / Es fácil de ver, eso es lo que significa para mí
Locura, locura que yo llamo alegría
La onda lanzada desde Jamaica llegó al Reino Unido, donde el ska caló entre los inmigrantes afroamericanos y fue adoptado por la militancia mod bajo la etiqueta blue beat, el nombre de la discográfica en la que grababa Prince Buster.
El Príncipe terminaría alejándose de la música y de Jamaica, pero a finales de los setenta algunos jovenzuelos británicos volvieron de nuevo sus ojos hacia el caribe -la llamada segunda ola del ska, encabezada por el sello Two Tone,- y Buster cobró un protagonismo del que seguramente él fue el más sorprendido.
The Specials o The Beat, entre otros, hicieron versiones de sus canciones. Pero sin duda los más enamorados de su legado eran Madness (ya se imaginan de donde viene su nombre, ¿no?).
Por si todavía no había quedado clara su rendida admiración, en el primer single que grabó la banda londinense, la cara A era una canción llamada The Prince, un homenaje a Buster, y la cara B una versión de..."Madness".
Pero aún hay más. ¿Recuerdan el primer gran éxito de Madness, "One Step Beyond"? Pues también era una versión de Buster. En este caso de un instrumental publicado en 1964 como cara B de otro single, "Al Capone", que en 1967 alcanzó el número 18 de las listas británicas, el mayor logro de El Príncipe en Europa. Y que luego sirvió de base para "Gangsters", de The Specials.
Demasiados datos. Demasiado calor. Demasiados Madness. Mejor dejarlo ahí, no sea que la mezcla nos conduzca a la locura ("que yo llamo alegría").