No sé si habla del amor por un adicto o de la adicción al amor. Da igual. El tema es adictivo en sí mismo y con eso es suficiente.
La voz hipnótica de Sharin Foo, el latido cardíaco de la batería, el crescendo de los primeros versos hasta alcanzar esa súplica obsesiva: “si es este el último baile, resérvalo para mí”.
Rave on + Ronettes = Raveonettes. Sumo y me llevo una. La que me conduce a Jesus & Mary Chain y a una nueva sobredosis, hasta que el latido se debilita y desaparece.
Sangre danesa, corazón escocés, alma californiana, adicción universal.