Jakob Dylan (sí, de los Dylan de toda la vida) no es un músico de esos que se pasan media vida en el estudio de grabación. Llega a los 51 años con 30 de carrera pero solo siete discos a sus espaldas, unas espaldas, eso sí, bien cubiertas por su banda, The Wallflowers. 

El grupo, muy renovado, publica ahora ese séptimo álbum y es una delicia comprobar que, pese al paso del tiempo y los cambios en la formación, las canciones de Dylan transmiten la misma paz que hace un par de décadas. 
 
'Exit Wounds' está producido por Butch Walker -así se entiende ese aire a Ryan Adams de muchas canciones-, una colaboración que propició una serie de afortunadas incorporaciones en cadena: la de Val McCallum, guitarrista habitual de Jackson Browne, y, gracias a su recomendación, de la gran Shelby Lynne como artista invitada. 
 
Es todo un acierto: a veces solo en los coros, a veces en magníficos duetos, la combinación de las voces de una de las referentes del country y del menor de los cuatro hijos de Bob y Sarah Dylan resulta muy, muy sugerente. Jakob ha dicho que no le importaría prolongar esta entente en el futuro y 'Darlin' Hold On' es una muestra de lo que esta fusión puede dar de sí.
 
 
Lo bueno de Jakob es que él mismo ha dicho que en su disco hay aromas de Tom Petty, de David Bowie y de Bruce Springsteen, así que nos ahorra el trabajo de rastrear sus influencias. Por no hablar de The Clash: la amistad entre Dylan y Walker se basa en su admiración común por la banda de Londres.
 
Con la excepción de la más eléctrica 'Who's That Man Walking Round My Garden', el álbum discurre por el registro de los tiempos medios. Dylan firma ahí sus temas más logrados. Entre ellos, ya hemos cogido cariño a una canción que engancha desde el título: 'I Hear The Ocean (When I Wanna Hear Trains)' (Oigo el oceáno cuando lo que quiero es oir trenes). Para escuchar en estas tardes de verano en las que nos sentimos a salvo de cualquier sobresalto mientras invade el jardín el olor de los alhelíes. Perdón; de los wallflowers.