Qué equivocados estaban los Clash. 1977 fue el año de Elvis. El primero de muchos, porque habría Elvis para rato. No era de Memphis sino de Londres. Y en realidad se llamaba Declan Patrick Aloysius. Con semejante nombre no es extraño que prefiriera rebautizarse como Elvis Costello.

Entre 1977 y 1982 Costello grabó siete álbumes en el estudio. Muchos, desde luego. Pero más sorprendente que el número es que todos fueran buenos. Sólo al alcance de un genio, ¿no? Justo.

La voz nasal y las gafas de pasta de Elvis Costello, un émulo de Budy Holly en colores brillantes, definieron la nueva ola más que ningún otro artista o símbolo. 

Uno de sus momentos brillantes es esta "(I don't  Want to go to) Chelsea", incluida en su segundo álbum, "This Year Model", el primero con The Atractions, la banda que le ha acompañado en muchas de sus aventuras y que en su estreno dio a las composiciones de Costello una fuerza  que no estaba presente en su primer trabajo, el excelente "My aim is true". 

En "Chelsea" un cóctel bien agitado de ska, punk y rock and roll genera una atmósfera burbujeante para arropar el sarcasmo de Costello, que esta vez dirige sus dardos contra el acomodado barrio londinense, al que convierte en metáfora de frivolidad y culto a la imagen y la pose.

Cuando Costello canta que no quiere ir a Chelsea, un vecindario tradicionalmente habitado por estrellas del mundo del rock, la moda y la cultura, entre otros adinerados personajes, en realidad está diciendo que no quiere formar parte de ese mundo  tan brillante como vacío.

 

Finiquitada la explosión de fuegos artificiales y hormonas que supuso la nueva ola, Costello no se detuvo. Se hizo adulto y probó otros estilos. Bueno, casi todos los estilos, dese el country a las sinfonías de cuerda. Y muchas veces con acierto y originalidad. Ya saben, habíamos quedado en que era un genio. Y su banda, los Atractions, el acompañamiento ideal, como se ve en este video.