Willie Nile es un habitual de Magnetófono. Aquí hemos hablado con reverencia  de discos, canciones y conciertos suyos. "Children of Paradise" es su último álbum, el duodécimo en estudio de una larga carrera que, desafiando lo usual, se ha vuelto prolífica a medida que Willie ha ido cumpliendo años.

En "Children of Paradise" hay lo que siempre se encuentra en los discos de Willie Nile: un viaje festivo y apasionado a través de las páginas de la enciclopedia del rock and roll. Música vigorosa, directa, sensible, que a la primera ya te suena conocida pero que no pierde por eso frescura ni intensidad.

El trío de canciones que abre el disco es un buen resumen: "Seeds of Revolution" recuerda "Chimes of Freedom", la canción de Dylan también interpretada por The  Byrds;  "Al Dressed Up and No Place To Go" tiene el aire efervescente de la nueva ola más los coros de taberna irlandesa; y "Don't" remite a la fiereza de los Clash en 1977. Las tres son fantásticas y, por encima de todo, suenan a Willie Nile en estado puro, rebosantes de pasión y fuerza.

Después del vibrante comienzo el álbum no decae, con Nile recreándose en un menú con sus especialidades favoritas: el imparable crescendo rematado por el estribillo adictivo de "I Defy";  el desenfreno rockero de "Rock 'N Roll Sister"; la belleza tierna de "Have I Ever Told You" y "Lookin' For Someone" o el emocionante cierre al piano de "All God's Children".

En "Gettin' Ugly Out There" Willie se pone su traje favorito, el del siempre presente Dylan; "Earth Blues" tiene también algo de los Clash, pero esta vez de la época de "Sandinista"; y "Secret Weapon" es puro Willie Nile, como "Children of Paradise", una canción compuesta junto a Martin Briley que incluyó en "Places I Have Never Been" (1991), su tercer álbum, y que ahora Nile recupera y da titulo a su nuevo disco.

El acierto musical corre paralelo a la inspiración de los textos, azuzados por unos tiempos que han hecho aflorar al Nile más combativo y desafiante:

"No dejéis que los cabrones maten vuestro entusiasmo /  No dejéis que los cabrones os conviertan en imbéciles / dicen que el dinero lo controla todo / muestra el verde y mira a los títeres hacer lo suyo.../ hay más en la vida que eso" ('Don't').

"Las semillas de la revolución están plantadas en mi corazón / las riego con lágrimas humanas todos los días que estamos separados" ('Seeds of Revolution').

Nile es un voraz observador de su vecindario, el Greenwich Village neoyorquino, que nutre sus canciones desde que se trasladó allí en 1971, procedente de su natal Buffalo (Nueva York) y recién licenciado en filosofía. Algunas de esas estampas pueblan "Children of Paradise", un canto a todos los que no encajan en la sociedad.

"Y cuando cae la noche / puedes ver las sombras arrastrándose / mientras la campana de la iglesia da las once / dos extraños llegan al cielo y rezan una oración por los niños del paraíso / que nacen desnudos en un mundo de fuego y hielo"

Willie Nile es alguien especial, más bien único, en el mundo del rock & roll: ¿Conocen ustedes algún rockero que halla iniciado su etapa de oro creativa en la sexta década de vida?  Tiene cuatro hijos, cuatro nietos y acaba de cumplir setenta años. Pero tranquilos, hace unos pocos meses celebró con un concierto el  centenario de su padre...así que, al ritmo que lleva, Willie puede grabar otros veinte discos fabulosos.