Paul Weller cruzó los cincuenta en plena catarsis, internándose de la mano de Simon Dine en territorios inciertos y abriendo más que nunca su paleta creativa. De ese autodesafío salió algo de lo mejor que ha grabado en solitario, como el ecléctico "22 Dreams" (2008) o el visceral "Wake up the Nation" (2010).
Ahora, recién cumplidos los sesenta, Weller se marca su primer álbum acústico, "True Meanings", solo unos pocos meses después de componer su primera banda sonora, "Jawbone", y de publicar "A Kind of Revolution". Tres discos en un año, un ritmo de producción no visto desde los tiempos de The Jam.
El disco acústico no es del todo una novedad: a lo largo de sus tres etapas -The Jam, Style Council y en solitario- Weller ha dejado un brillante reguero de canciones delicadas que darían, al menos, para un espléndido doble "desenchufado". Pero en "True Meanings", por primera vez, la acústica es protagonista absoluta, aunque sea generosamente acompañada por teclados y, sobre todo, por cuerdas.
Según dice, la inspiración para componer un disco acústico se la dio "Gravity", una canción que escribió hace años y para la que no encontró acomodo en anteriores trabajos. Pero no es solo el formato íntimo lo que da unidad al disco, también su temática: en "True Meanings" Weller deja a un lado las preocupaciones mundanas, la crónica social y los dardos políticos y se sumerge en hondas reflexiones: el vértigo por el paso del tiempo, el desasosiego vital, la mortalidad...
Pese a su devoción por el carpe diem, los mods también cumplen años y el Modfhater opina que los sesenta son buen momento para reflexionar. Sus conclusiones son rotundas:
"Tengo la llave de mi corazón / no necesito nada más / veo el cielo de la tarde / y se está pintando a sí mismo / hay tantos colores y sombras/ (...)/ su simple belleza se despliega y golpea profundamente mis huesos”, canta en "Movin On", uno de los momentos mágicos del álbum.
Belleza, bondad y, sobre todo, amor. Eso es lo único que cuenta al final, según el veredicto de Mr. Weller.
"Encuentra al niño dentro de mí / esta llave oxidada lo liberará / Oh, la gravedad me sigue donde quiera que vaya / cantando alto, cantando bajo / envía una flecha a tu corazón / perfora tus labios con mil besos / en mi corazón siempre serás / el mayor amor que yo pueda sentir" ("Gravity").
Rompiendo su norma, en algunos temas el Modfhater prefiere utilizar palabras ajenas y canta letras de otros. Es el caso de "Bowie", escrita por Erland Cooper, un homenaje al autor de "Ziggy Stardust" aunque suficientemente difuminado como para tener lecturas mucho menos concretas:
"¿Sabes que no hay viaje? / estamos llegando y saliendo todo el tiempo / Eras tan mortal como yo / Dios es sólo una melodía / aprovecha al máximo cada momento / no estamos evolucionando o yendo a alguna parte / y está bien" ("Bowie").
Destaca la extensa nómina de colaboradores: desde su íntimo Steve Brookes, miembro de los Jam antes de que entraran a grabar en 1977, hasta Conor O'Brien, autor de la letra de "Soul Searchers", pasando por habituales como Noel Gallagher (armónica en "Books") o Steve Cradock, siempre en nómina.
Musicalmente, amén del protagonismo de la guitarra acústica y el rico envoltorio orquestal, el disco se caracteriza por un férreo ejercicio de contención vocal. No hay disonancias, Weller canta con voz suave y perfectamente acompasada. En fin, algunos siempre echamos de menos al Weller más desmelenado. Con o sin acústica.
En "True Meanings" Paul Weller busca sosiego para el alma y parece haberlo hallado. Sus seguidores, como mínimo, encontraran un ramillete de canciones estupendas.