Septiembre. Unos acordes sencillos, la voz de Alex Chilton y esa melodía que funde la luz brillante del verano con el crepúsculo suave del otoño; la melancolía de la derrota amorosa y la ilusión del nuevo curso. Septiembre es "September Gurls".
La canción más emblemática de Big Star estaba incluida en la segunda entrega del grupo de Memphis, "Radio City" (1974). Para entonces ya habían grabado una obra maestra, "#1 Record", y Chris Bell había dejado el grupo por diferencias con el otro líder, Alex Chilton.
Big Star no tenían vocación de grupo de culto, pero su devoción por los sonidos de los sesenta (Beatles, Byrds, Who...) los situó a contracorriente en su tiempo y nadie les hizo caso, incluida su compañía de discos.
¿Por qué una canción tiene éxito? ¿Qué la convierte en un clásico?
Talento, originalidad, márketing, suerte... Cualquiera sabe.
"September Gurls" no fue un éxito ni de lejos: apenas sonó en la radio y pocos se fijaron en ella. Cuarenta años después figura en las listas de mejores canciones de la historia y,más que un clásico, es algo así como el canon de todo un género, el power pop, y su melodía ha sido reformulada mil y una veces.
Chris Bell murió en un accidente de tráfico en 1978, pero Chilton tuvo tiempo de disfrutar de la ascensión de Big Star -y la suya propia- al estatus de iconos del rock alternativo.
Y también de hacer caja gracias a sus seguidores: The Bangles incluyeron una versión de September Gurls en su segundo y exitoso álbum, "Different Light" (1986), y los “posies” John Auer y Ken Stringfellow se unieron a Chilton y al batería Jody Stephens -también miembro original del grupo- para hacer la gira de reunión de Big Star en 1993. Y hasta grabaron un nuevo disco en 2005, titulado "In Space", en el que las canciones que menos suenan a Big Star son las firmadas por Chilton.
Es septiembre y sus días suenan a "September Gurls". Y el chico de diciembre lo tiene mal con las chicas de septiembre.