Lucinda Williams, Alejandro Escovedo, Billie Joe Armstrong (Green Day) o Holly Ramos son algunos de los músicos que acompañan a Jesse Malin en "Sunset Kids", su último álbum y, según acuerdo general, uno de los mejores que ha hecho.
De todos los que han ayudado a dar forma a "Sunset Kids" Lucinda Williams es la presencia más decisiva, tanto por la envergadura de su trayectoria como por su contribución al trabajo: ha producido el disco junto a su marido, Tom Overby, y coescribe o canta en tres de las canciones.
Williams y Malin, amigos desde que coincidieron en un club de jazz neoyorquino a comienzos de siglo, comparten el gusto por los personajes que protagonizan el reverso del sueño americano: inadaptados, incomprendidos y delincuentes. También comparten orientación musical desde que Malin inició su carrera en solitario -"The Fine Art o The Self Destruction" (2003)- y se situó mucho más cerca de su amigo Ryan Adams que de los New York Dolls que inspiraron a D Generation, su banda de los noventa.
En cuanto empieza a sonar "Sunset Kids" se percibe que la nutrida nómina de colaboradores no está ahí para rellenar los créditos. Es el caso de Josehp Arthur, que con su recitado a lo Lou Reed da un nuevo aire a "Meet Me and The End of The World", originalmente publicada hace dos años. Lo que no cambia es su pegadizo estribillo, con la voz nasal y aún juvenil de Malin.
A continuación el disco se sumerge en el tono sosegado que, apenas roto por dos o tres canciones, mantiene hasta el final. Se suceden las baladas y los tiempos medios, con un sonido que deja espacio para que brille cada aportación y cada detalle.
Entre los temas más inspirados están los dos que firma Williams junto a Malin: la tierna "Room 13" y la blusera e inquietante "Dead On", donde la voz de Lucinda adquiere papel protagonista. También canta -esta vez a los coros- en "Shane", un emocionante homenaje de Malin a Shane McGowan, el carismático cantante de The Pogues, construido sobre una mágica línea de piano -"tenías todo lo que podías desear / bebiendo con los ángeles hasta la madrugada"-.
La canción más movida de "Sunset Kids" es "Strangers and Thieves", el "momento Clash" que Malin no olvida incluir hasta en su álbum más reposado. Con la guitarra de Billie Joe Armstrong sonando como si fuera la de Mick Jones en 1979, Malin y el líder de Green Day trenzan una historia sobre su paralelo despertar al rock & roll y sus peripecias, uno en Nueva York y el otro en la Bahía de San Francisco.
Éramos extraños y ladrones / dejando etiquetas y pantallas de humo de graffiti
Robando caramelos de las salas de máquinas recreativas
¿Qué demonios, sólo teníamos 15 años?
Estoy perdido y me siento solo en los vecindarios de la vida
Nunca tuve una familia / Está bien, me vendría bien un amigo
Para terminar Malin se marca otra balada de seda, una más. Se llama "My Little Life" y destila algunas gotas más de ese delicioso sabor agridulce que envuelve todo "Sunset Kids". Un sabor a derrota, inevitable pero también buscada, con tinte autobiográfico.
Estoy contento de ser ese que nadie necesita conocer
Nunca encajé / no fui lo que ellos querían que fuese
Hice lo que pude para ser el que a ellos les gustaría que fuese
pero mi humilde vida se mantiene en secreto
mi modesto tiempo suena como una canción