Entre 1986 y 1991 Rick Menck y Paul Chastain probaron múltiples combinaciones de sí mismos en busca de la fórmula magistral: cambiaba el nombre del grupo y se añadía o salía algún músico, pero el rumbo musical se mantenía inalterable. Fue antes de formar Velvet Crush, su banda más estable y la que mayor vuelo alcanzó, con momentos tan memorables como Teenage Symphonies to God (1994).
The Springfiels fueron uno de esos proyectos iniciales del dúo, paralelos a otros como Choo Choo Train, Paint Set o Bag-O-Shells. Mientras Chastain se concentraba en Choo Choo Train, Menck asumió el papel principal en The Springfields, que consiguieron algunos logros asombrosos para una banda del medio oeste norteamericano, como firmar por un sello independiente inglés muy cool -Sarah- o ganar el distinguido título de single de la semana del New Musicial Express con la exquisita "Sunflower".
Acaba de editarse Singles 1986-1991, un recopilatorio gentileza del sello norteamericano Slumberland Records que devuelve a la vida todas las grabaciones que publicaron The Springfields. El disco es una delicia que rivaliza con los mejores momentos de Velvet Crush, aunque con un acabado más sencillo, un tono más íntimo y un deje melancólico más persistente.
En The Springfields hay, lógicamente, mucho de lo que luego se escuchó en Velvet Crush: las armonías vocales, la poderosa batería de Menk o el sonido de las guitarras, aunque los ramalazos power pop apenas asoman todavía -"Reachin'for The Stars"-.
El buen gusto impregna tanto las canciones propias como la nutrida representación de covers. Entre las primeras hay gemas como "Wonder" o "This Pefect Day"; entre los segundos están "Tomorrow Ends Today" -un tema que Primal Scream habían dejado en el cajón- "Million Tears" -The Pastels-, y "Clown" -The Hollies-.
Además su colega Matthew Sweet les cedió "Are We Gonna Be Alright?", una demo que Menck convirtió en una preciosa balada y que en su momento fue publicada como cara B de "Sunflower", redondeando un single perfecto.
The Springfields Singles 1986-1991 es sin duda un tesoro para los seguidores del sonido indie de aquellos años, pero también para cualquier alma sensible adicta a las melodías de terciopelo. Imprescindible.