Juntas en la cabeza las palabras 'música' y 'Mánchester' y fluyen sin freno sensaciones placenteras asociadas a canciones de los Hollies, Oasis, los Smiths, James, los Buzzcocks...
Solo amor y desamor, diversión y deseo, despedidas y reencuentros, confesiones y lamentos, penas pasajeras. Ni rastro del horror innecesario que por fuerza se asociará a la escena musical de la ciudad inglesa desde este lunes triste. 'Blue Monday', como el gran éxito de otro grupo de Mánchester, New Order.
La ciudad que acuñó todo un movimiento musical, el 'Madchester' (a partir del EP 'Madchester Rave On' (1989), de Happy Mondays), es la misma que ha parido grupos tan dispares como Badly Drawn Boy, Stone Roses, Joy Division, Simply Red o The Chemical Brothers. La misma que ya en los años sesenta vio nacer a dos de las formaciones más entrañables que en el pop han sido, los Hollies y Herman's Hermits.
Lo que vino luego, en los setenta, con la creación de la discográfica Factory Records por parte de Tony Wilson, el lanzamiento de grupos como Happy Mondays, Joy Division o The Durruti Column y los conciertos en la discoteca Hacienda, quedó fascinantemente recogido en '24 Hour Party People' (Michael Winterbottom, 2002), una de las mejores películas que se han rodado sobre la música como elección vital.
El suicidio en 1980 de Ian Curtis, líder de Joy Division, obligó a la banda a reconvertirse en New Order, que grabó cinco álbumes en esa década y, tras sucesivos paréntesis, aún en 2015 se atrevió a meterse en el estudio para firmar 'Music Complete'.
Solo de 1983 a 1987 duró la vida discográfica de otro de los grupos intrínsecamente asociados a Mánchester, los Smiths, aunque su huella es fácilmente rastreable en el pop elaborado en cualquier parte del planeta en los años posteriores. La arrolladora y polémica personalidad de Morrissey asoma de vez en cuando por los titulares de prensa para recordarnos quién manda en el legado de los Smiths.
Admiradores confesos de Morrissey, y viceversa, James se unió al 'Madchester' a finales de los ochenta con un sonido naíf, aparentemente cándido, pero deslumbrante. Los festivales veraniegos les rescatan del olvido de año en año.
Aunque, por popularidad, si hay una banda de Mánchester que se llevó todos los honores en los años noventa fue Oasis. Ayudada por las disputas reales o ficticias entre los hermanos Noel y Liam Gallagher, pero a lomos de enormes canciones, himnos para toda una generación de amantes del pop, Oasis cobró una fama insólita, fue objeto de estudios, libros y películas y sus fans, ocho años después de su disolución, siguen soñando con volver a ver juntos a los Gallagher encima de un escenario.
En Mánchester cabe de todo pero, por encima de otras cosas, siempre ha sido una ciudad de música. Con permiso del fútbol. Si buscas una lista de personajes célebres relacionados con Mánchester, aparecerán el escritor Anthony Burgess, el arquitecto Norman Foster o el director Danny Boyle, pero más allá solo se encuentran músicos. El ruido de sus guitarras es, hoy y siempre, el único que queremos oir.
"¿Estamos ciegos? ¿Es que no vemos?
Somos uno, estamos incompletos.
¿Estamos ciegos en la ciudad?
Esperamos una luz que nos salve
porque el amor es ruido, el amor es dolor,
el amor es esta tristeza que estoy cantando otra vez"