El siniestro club de los 27 reúne a una pequeña lista de figuras rockeras fallecidas a esa edad, concretamente Brian Jones, Jimmy Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison, Kurt Cobain y Amy Winehouse. Mia Zapata no fue una celebridad, pero la sobraban carisma y energía para convertirse en una de ellas cuando, también con 27, murió tras ser cruelmente violada y asesinada en 1993.

Zapata era la cantante y líder de The Gits, un grupo cuyos cuatro miembros procedentes del sur de Estados Unidos (Kentucky) se afincaron a finales de los ochenta en Seattle, justo en el momento en que comenzaba la explosión grunge.

Sin embargo, Zapata y The Gits no eran una banda grunge, sino que más bien anticiparon la llegada del movimiento Riot Grrrl, con el que compartían el espíritu y la óptica femenina en las canciones, pero del que estaban alejados en estética y objetivos.

Su propuesta sonora era distinta y personal. Basada en el punk, pero también inspirada en el blues, se traducía en un sonido crudo y enérgico, reforzado por la descarnada y poderosa voz de Zapata, que a decir de quienes la vieron en directo convertía sus actuaciones en una experiencia inolvidable, repleta de talento y determinación.

Cuando Mia Zapata fue asesinada, The Gits sólo habían grabado un disco, "Frenching the Bully" (1992), y negociaban un contrato con una compañía multinacional. En 1994 aparecería publicado su segundo trabajo, "The Conquering Chicken",  acabado a duras penas tras la tragedia.

Aunque la óptica feminista estaba presentes en las letras de Zapata, su perspectiva no era política, al contrario que en sus contemporáneas de la Riot Grrrl, sino íntima. Inseguridad, decepción, adicción a la bebida y relaciones fracasadas completan la paleta de inquietudes que plasmó en sus canciones.

En "Spear and Magic Helmet" Zapata narra una brutal experiencia de violación, al parecer sufrida por una amiga:

Saltaste sobre ella por detrás/ dos contra uno/ él dijo que tu habías sido una chica mala/ entonces te pegó en la cara/ ¿qué podía pasar por tu mente? 

"Sign of the Crab," escrita poco antes de morir, también habla sobre los abusos contra la mujer y la impunidad: Sigue adelante y hazme pedazos/ espárceme por toda la ciudad / porque sabes que no van a encontrarte

Terriblemente, el mensaje de denuncia y alerta contra la violencia machista que se encuentra en estas canciones terminó convirtiéndose en realidad para su autora, que fue violada y golpeada hasta la muerte en la noche del 7 de julio de 1993 en Seattle, cuando se dirigía a su casa.

Harían falta diez años para encontrar al asesino, condenado finalmente a 37 años de prisión.

La muerte conmocionó a la comunidad musical de Seattle y Mia Zapata se convirtió en un símbolo de que  la lucha para acabar con la violencia que las mujeres han sufrido a lo largo de la historia  tiene aún un largo camino por recorrer.

Músicos y amigos de Zapata, entre ellos la batería de  7 Year Bich, Valerie Agnew, crearon Home Alive, una organización para promover la educación en la autodefensa de las mujeres. 

Joan Jett y Kathleen Hanna, entonces en Bikini Kill, escribieron  una canción de homenaje a Zapata, "Go Home", que se incluyó  en el álbum "Pure and Simple", publicado en 1994 por Jett.

 

La propia Joan Jett grabó un disco dos años después junto a los otros miembros de The Gits, bajo el nombre de Evil Stig (Gits Live escrito al revés) y la memoria de Zapata sigue inspirando homenajes y acciones todavía a día de hoy.  

El consuelo que queda para una historia tan trágica es que al menos la muerte de Mia Zapata, gracias a la energía y la fuerza con que afrontó su vida, sirvió para llamar a la acción y generar herramientas y esfuerzos para combatir la violencia contra las mujeres.