Las malas críticas, más bien pésimas, que ha recibido la sinfonía presentada esta semana en público por Joan Armatrading obligan desde ya a salir al rescate de una artista superlativa, cuya magnífica carrera como compositora e intérprete no podrá nunca quedar dañada por este pequeño borrón.
Parece que ni la buena intención de Armatrading -olé sus narices para componer lo que le dé la gana a sus 72 años- ni el buen hacer de la orquesta Chineke!, ni siquiera la excelente acústica del Queen Elizabeth Hall de Londres lograron sacar a flote su Sinfonía nº 1, una composición que, en eso hay acuerdo, no aportará nada a la historia de la música.
Todo lo contrario que su autora, entre cuyas creaciones cabe mencionar cumbres del pop/rock/folk/jazz (y podríamos seguir) vocal como 'Willow', 'Love and Affection' o 'Water with the Wine'.
Joan Anita Barbara Armatrading nació en 1950 en San Cristóbal y Nieves, entonces colonia británica, en pleno Mar Caribe. A los siete años se trasladó a Birmingham, donde ya vivían sus padres, y allí aprendió sola a tocar el piano y la guitarra y, desde adolescente, a escribir sus propias canciones. Lo que se dice una artista hecha a sí misma.
Los primeros hitos de su carrera fueron su gira con el musical 'Hair' en 1968 y su disco de debut 'Whatever's for Us', en 1972. Pero el reconocimiento generalizado le llegó con los tres álbumes que grabó entre 1976 y 1978, 'Joan Armatrading', 'Show Some Emotion' y 'To the Limit'. Desde entonces se la considera la primera compositora negra británica que conoció el éxito internacional.
Con 'Me Myself I' (1980) le sonrieron, además, las cifras de ventas, ayudada por sonidos más cercanos al rock AOR y por la compañía de algunos miembros de la E-Street Band, Clarence Clemons entre ellos. El tema que da nombre al disco es toda una defensa de la independencia emocional de las mujeres.
La varita mágica del productor Steve Lillywhite proporcionó nuevas satisfacciones a Armatrading con sus siguientes trabajos, hasta que en la década de los 90 la autora apostó por tomar el control de su música y autoproducirse y grabarse en su propia casa. Esta filosofía la llevó al extremo de publicar en 2003 un disco, 'Lovers Speak', en el que ella misma tocaba todos los instrumentos excepto la batería.
Los años siguientes los repartió entre colaboraciones con artistas de todo género, acercamientos al blues y al jazz, giras y discos en directo y nominaciones a los Grammys. Ah, también estuvo invitada a la coronación de Carlos y Camila, detalle menor para su carrera pero que habla del prestigio del que goza en su país.
Su último disco en estudio es, por el momento, 'Consequences', de 2021, en el que demostró que su inspiración para componer se mantiene intacta y que su sensibilidad se afina con el paso de los años. Por no hablar de esa voz.
Si tiene ganas de componer sinfonías, seguro que también las tiene de seguir escribiendo canciones, así que las esperamos a no mucho tardar. Pero no se puede dar por concluido un repaso a la trayectoria de Joan Armatrading sin admirar sus magníficos directos. Ahí van dos de distintas épocas, a ver quién se atreve a negar lo que esta cristobaleña ha influido en decenas de artistas de distintas épocas y orígenes, como Tracy Chapman o Melissa Etheridge, por citar a las más evidentes.
Elegante, sensual y cálida voz envuelta en una placentera atmósfera de soul-jazz son las señas de identidad de Sade, cuya amable propuesta deslumbró a partir de su irrupción a mediados de los 80.
Su anterior álbum. "Five More Days and a Matter of Somewhere", pasó totalmente inadvertido a pesar de ser un bonito ejemplo del género Americana realizado en la vieja Europa.