Trascender sin apenas dejar huella. Y sin embargo cada microscópico grano de arena es parte imprescindible del más vasto de los desiertos, de la más extensa de las playas.
En la música siempre han existido autores que de no haber sido descubiertos por una pura y dura casualidad, yo nunca habría podido disfrutar.
Una foto, un detalle en la cubierta, una referencia en los créditos, una conexión invisible o improbable con el título genérico del álbum o con el nombre evocador de una canción. Vaya usted a saber, lo cierto es que por un simple giro del destino muchos de mis discos favoritos fueron realizados por ilustres desconocidos, que desde una primera escucha supieron instalarse, ya para siempre, en mi corazón. La importancia del azar, del encuentro casual.
De cómo llegue a toparme con la música de este cantautor llamado Dane Joneshill sí tengo por seguro que fue hace unas pocas fechas, durante una gélida tarde de domingo en Febrero. Pululando por la red de redes y aparcando en un minoritario blog dedicado la escena americana de songwriters,
Allí, un crítico desconocido, pero con innegable acierto y buen gusto, reseñaba elogiosamente la edición limitada en CD de "Everything That Rises Must Converge". Todo lo que crece tiende a converger. Enigma y filosofía.
Además, se incluía también una canción relacionada con el álbum. Pero "mamma mía", que burrada de CANCIÓN. Se titulaba "Long Way Around" y supo atraparme al instante. Allí había clase y oficio, texto y melodía, sentimiento y ejecución. Una canción sencillamente portentosa. Billy Joel, Randy Newman, Dylan, Elton John y Ryan Adams, John Fullbright y David Ramirez. Juntos, pero no revueltos. Una autentica maravilla de composición, con inspiradísimo coro gospel final.
La imperiosa necesidad de acudir al álbum completo me convenció, tras su escucha, de que su responsable tenía que ser destacado en esta columna como el talentoso músico que realmente es. Nativo de Alaska, aunque residente actual en Nebraska, Dane Joneshill declara en su página web oficial que el disco se nutre de historias y personajes normales, vulgares, ordinarios.
Las letras tratan sobre las vidas corrientes que vivimos y las muertes diarias que morimos. Y sobre la belleza y la decepción inapelables que habitan en ellas. Todo bajo el agridulce tamiz de la tristeza, de la enfermedad, del compromiso y las adicciones. Porque incluso en nuestros momentos más felices suele aparecer el rastro de la melancolía.
El autor se interesa ante todo por aquellos a los que a pesar de sus desgracias e infortunio, aún albergan dosis inquebrantables de esfuerzo y de fe en un futuro un poquito mejor, con las que afrontar la mas dura y tozuda de las realidades. Los cánticos de victoria de los ganadores pueden ser fabricados por otros artistas. A Dane Joneshill solo le importan las plegarias susurradas entre dientes por los perdedores. Para su música y su poesía ellos son los importantes, pues le confirman con su actitud que, aún en los momentos más duros, sabrán sacar fuerzas de flaqueza para poder seguir amando, viviendo y aguantando el tirón.
No es este un álbum divertido para nada; pero rezuma honestidad, verdad y esperanza en todas y cada una de sus sublimes canciones. "Everything That Rises Must Converge" es un puzzle emocional, un tratado actual, clásico y magistral en lo que al Americana y Folk de cantautor se refiere. En su minoritario apartado todo un fortuito y sensacional descubrimiento.