A estas alturas, si algo tiene el rock and roll son años. Su futuro puede ser incierto, pero los grandes momentos de su pasado brillarán por siempre. Así que volver la vista hacia atrás puede ser bastante más que un ejercicio de nostalgia.
El próximo 15 de mayo se reúnen en el Palacio de los Deportes Stranglers, Echo and the Bunnymen, Nacha Pop, Pistones e Immaculate Fools, unas cuantas bandas con un denominador común: vivieron su mejor momento a mediados de los años ochenta.
Eran los tiempos en que la explosión vital y artística surgida en las catacumbas de Madrid era ya objeto de la atención de la prensa mundial y ya tenía incluso nombre: "la movida".
"Una noche en la movida" se llama justamente el evento, que coincide con las fiestas de San Isidro, como aquellos conciertos que se celebraban en honor del patrón madrileño en los años ochenta, primero en el Paseo de Camoens y luego en el Rockódromo, y que reunían a grupos nacionales y a alguna estrella extranjera.
También el antiguo Palacio de los Deportes (y su terrorífica acústica de entonces) albergó alguno de aquellos conciertos, pero ninguno juntó a la vez a una nómina tan ilustre como la que desfilará el 15 de mayo por el ahora rebautizado WiZink Center.
Echo and The Bunnymen fueron artífices, junto a Teardrop Explodes, del renacer musical de su ciudad, Liverpool, y de la psicodelia. Con discos como "Cocodriles" (1980), "Heaven Up Here" (1981) o "Porcupine" (1983), eran una referencia para muchos de los grupos españoles de la época.
"Ocean's Rain" (1984), igualmente inspirado pero mucho más asequible que los anteriores, supuso la consagración de Ian McCulloh y su banda, que visitó los escenarios madrileños y tocó en directo en "La Edad de Oro", el mítico programa de televisión que conducía Paloma Chamorro.
A los Stranglers los ochenta les pillaron en plena reconversión. Tras la fiereza de sus primeros trabajos, "Ratus Norvegicus" y "No More Heroes", que les auparon como iconos del punk, se decantaron por un sonido más delicado y etéreo que cosechó con el single "Golden Brown" y el álbum "Feline" sus mayores éxitos.
Immaculate Fools, como otros antes y después que ellos, encontraron una respuesta más entusiasta por estos lares que en su Reino Unido natal. De hecho, la canción que daba nombre al grupo, incluida en su primer álbum, "Hearts of Fortune" (1985), se convirtió en un auténtico himno entre la parroquia modernilla, que esperaba con ganas sus presentaciones en directo.
Qué decir de los Nacha. Si hay una canción que identifica a la movida es su "Chica de ayer" (1980), una de las primeras que compusieron. El grupo creció a la vez que la movida y a mediados de los ochenta la banda disfrutaba de su mejor momento, comercial y creativo, con el EP "Una décima de segundo" (1984) y álbumes como "Dibujos animados" (1985) y "El momento" (1987).
Ahora, de nuevo en marcha de la mano de Nacho García Vega y pese a la insustituible ausencia de su primo Antonio, se presentan armados con su arsenal de clásicos a los que suman los temas nuevos incluidos en "Efecto inmediato" (2017).
Redondean el excelso cartel los Pistones, una banda madrileña que no alcanzó tanta popularidad, pero cuyas canciones son indispensables en la banda sonora de aquellos tiempos.
Desde la primeriza "Los Ramones" y su entrañable estribillo ('yo jamás te hubiera conocido si no llega a ser por los Ramones') a la mágica "Metadona", pasando por las de mayor éxito, como "El Pistolero" o "Persecución".
Para que el viaje en el tiempo sea completo, Magín y Pepo serán, como en los tiempos del Rock-Ola, los encargados de pinchar la música.
Uno de los grupos que sonaban entonces en el mítico local de la calle Padre Xifré y que protagonizaron algún concierto igualmente mítico, eran los ingleses Barracudas. Ellos cantaban "(I Wish I t Could Be) 1965 Again", en referencia a la era dorada del pop británico. Pues eso, cambiamos el año, y tienemos un resumen pefecto para el concierto del 15 de mayo: DESEARÍA ESTAR EN 1985 DE NUEVO.