Hace muchos años alguien se inventó el término "música ligera" para definir aquellas canciones que resultaban asequibles y aptas para diversos tipo de público, no muy definido en general, y sobre todo aptas para la poca oferta televisiva y radiofónica de la época. La música de Soledad Velez jamás hubiera entrado en esta definición y casi en ninguna otra, como muchos grupos que siempre han sido dificiles de encasillar.
Se me ocurre alguno como Tuxedo Moon, Joy Division o Los Pixies que despistaron profundamente a críticos y aficionados cuando no encontraban cajones donde meterlos, y que con el paso de los años se han quedado como especies únicas. La artista chilena navega en aguas turbulentas del rock, del folk y de la electrónica, sin que la fuerza y contraste de cada uno de ellos pueda vencer a los demás. Sobre todos ellos está su voz, que dirige y ordena las distancias entre el destinatario y la producción, como un clan de guerreros que se atrincheran y defienden de cualquier intromisión. No es banal hablar de su voz, porque domar su furia con guitarras acústicas es casi tan dificil como hacerlo con distorsión y sintetizadores, siendo los contrastes agradablemente sorprendentes.
En 2010 autoedita “Four reasons to sing” un EP de cuatro canciones y a principios del año 2011 ficha con Sello Salvaje y edita “Black Light in the Forest”, su segundo EP, grabado en los estudios La Mina de Sevilla. En noviembre del 2013 Absolute Begginers edita “Run with wolves”, su segundo álbum, y ahora acaba de anunciar la publicación de su próximo álbum "Dance and Hunt" en Marzo de 2016 con Subterfuge.