Ayer está ya muy lejos para Virginia Maestro. Cuando Amy Kurland abrió el Bluebird Cafe en Nashville, no creo que se imaginase que iba a ser inspiración de una serie de televisión, Nashville, nominada a tres globos de oro; que una jovencísima Taylor Swift iba a pasear por su escenario y ser descubierta allí por el fundador de Big Machine Records, Scott Borchetta;y que en un pais situado a miles de kilómetros, donde la música country y el guitar slide no son demasiado populares, otra joven artista iba a homenajearla con el título de su nuevo disco.
La historia se coordina en el tiempo, Virginia nació en el 82 y Amy abrió su bar el mismo año. Y seguramente cuando le salió el primer diente a nuestra protagonista a Amy se le ocurrió amenizar su bar con la Writer's Night, un evento que consistía en juntar algún grupo local con un escritor con cierto renombre. El escritor de la primera noche fue Don Schlitz, que acababa de ganar un Grammy con The Gambler, la canción que encumbró a Kenny Rogers. El local ya estaba de moda porque otra artista, de posterior renombre, Katty Mattea, había logrado un contrato discográfico despues de frecuentar el escenario del Bluebird y a partir de ahí fue el lugar de encuentro oficial de miles de músicos y aficionados.
Mientras docenas de artistas curtían su carrera en el tugurio de Tennese, Virginia aprendía a tocar la guitarra de forma autodidacta, cantaba como soprano en el coro de la Universidad de Sevilla, participaba, formaba y deshacía grupos juveniles como Fundación Virginia, Doctores del Swing, Little Vicky & the Shout Band, 7Funk, The Flik Flak Duo y Boogie Flu; y por si le faltaba algo frecuentaba lugares donde hacer jam sessions de jazz y blues ocasionales.
"Amo la música por infancia, por la eterna ilusión desmesurada, por la incontenible necesidad de dejar sentirme el alma", asi se expresa Virginia, en una inusual forma de justificar su crowfunding, con el que ha conseguido un gran éxito y financiación suficiente.
Con este currículum en vez de esa cara angelical que figura en la portada del disco debería salir rodeada de barbudos al estilo ZZtop, con una cerveza en una mano y la guitarra en la otra. Pero, en fin el marketing tradicional nunca ha sido de mi gusto. Tampoco le debe satisfacer a Virginia, que para la edición de Bluebird ha utilizado fórmulas con aroma a independencia total, y ha decidido dar una capa de pintura nueva a su carrera impulsando ese sonido que haría las delicias de los puristas de Nashville... o quizás asistamos al nacimiento del Sevilla's outlaw country.
Virginia Maestro presentó su disco Bluebird en Los conciertos de Radio 3 en Octubre de 2015.