Le caen 75 palos a Van Morrison y se me ocurren, sin hacer mucho esfuerzo, 75 razones para subirle al altar mayor de la música de todos los tiempos y de todos los géneros. Y también me vienen a la cabeza 75 de sus canciones, al menos, que me apetece escuchar casi en cualquier momento y en cualquier circunstancia. Sus 47 discos dan para eso y para mucho más.
Fiel a su estilo, el león celebra su cumpleaños cabreado. En esta ocasión, contra la distancia social impuesta en los conciertos. Las medidas de protección sanitaria le parecen basadas en "una pseudociencia". Vaya, vaya... a ver si el viejo Van se va a convertir en el ídolo de los negacionistas. Cabe esperar que le alegre un poco el gesto el magnífico regalo que le han hecho 75 artistas irlandeses, al subir a la red otras tantas versiones de sus canciones como homenaje por su aniversario. George Ivan Morrison ha sembrado siempre sus canciones de referencias autobiográficas. Es fácil seguirle a través de sus letras por las calles de Belfast en las que nació el 31 de agosto de 1945, o transitar por sus altibajos emocionales y conocer las filias y fobias que han conducido su vida y su carrera. Desde su infancia hasta su fértil madurez, he aquí un repaso básico a la biografía de Van Morrison con la ayuda de cinco de sus canciones: <1. "CLEANING WINDOWS" Van Morrison dejó el colegio a los 15 años, decidido a dedicarse a la música. La excelente colección de discos de blues, folk y country que su padre recopiló durante una etapa laboral en Estados Unidos le convenció de que ese debía ser su camino. Mientras adquiría tablas con su primera banda, The Monarchs, por los garitos de Belfast, y puesto que su familia le demandaba alguna aportación económica, encontró trabajo como limpiacristales. El olor de una cercana panadería en Greenville Road, la compañía de su amigo Sam, los cigarrillos que compraba sueltos, la mujer que le servía el té en su rato de descanso... la canción es un fresco maravilloso de aquellos días de juventud e ilusión. Apareció en "Beautiful Vision" (1982)."Oh, el olor de la panadería de enfrente se me metió en la nariz mientras llevábamos nuestras escaleras por la calle, entre filas de puertas de hierro. Fui a casa y escuché a Jimmie Rodgers en la hora de almuerzo. Compré cinco Woodbines en la tienda de la esquina y volví directamente al trabajo".
2. "WILD NIGHT"
De Belfast a Woodstock. Allí vivió una etapa luminosa a finales de los sesenta, en compañía de su pareja, Janet Planet. En "Tupelo Honey" (1971), el chico nacido en la verde Irlanda se recrea en la sencilla belleza de la naturaleza estadounidense o, como es el caso de "Wild Night", en la incomparable felicidad de los actos cotidianos: limpiarte los zapatos, arreglarte para salir y sentir el aire en la cara mientras caminas en busca de un bar abierto.
"Coges tu abrigo y tu sombrero y caminas por calles mojadas, tratando de recordar todas las brisas nocturnas salvajes que están siempre en tu memoria. Y todo parece tan completo cuando vas por la calle, el viento te atrapa los pies, te lleva volando, gritando... Oooooooh, la noche salvaje te llama, claro que sí".
3. "IN THE GARDEN"
En 1986 Van Morrison grabó uno de las obras de referencia de su carrera, "No Guru, No Method, No Teacher", una patada en la boca a los medios de comunicación que habían vertido ríos de tinta sobre su espiritualidad y su relación con la Iglesia de la Cienciología.
"Se han publicado muchas mentiras sobre mí y este disco finalmente establece mi postura. Nunca me he unido a ninguna organización, ni pienso hacerlo. No sigo a ningún gurú, no suscribo ningún método y, para aquellos que no sepan lo que es un gurú, tampoco tengo un maestro", declaró.
"In the Garden" incluye el verso que da nombre al disco y contiene referencias a su calle natal, Hynford Street, a su infancia y a la Santísima Trinidad. Con este tema cerró Van su último concierto en Madrid, en 2017, memorable.
"Y sentí la presencia de la juventud de aquellos veranos eternos en el jardín. Y mientras tocaba tus mejillas tan ligeramente, naciste de nuevo y te sonrojaste y nos tocamos suavemente. Y sentimos la presencia de Cristo. Y me volví hacia ti y te dije: ni gurú, ni método, ni maestro, solo tú y yo y la naturaleza, y el Padre en el jardín".
4. "THE HEALING GAME"
A partir de los años 90 el genio de Belfast inició una progresiva depuración de su música que le llevó a acercarse cada vez más al blues y, en sus letras, a retornar a aquellas imágenes de Irlanda recurrentes al comienzo de su carrera.
En el tema "The Healing Game", titulado igual que el álbum de 1997, trabaja sobre la idea de que, a la postre, un músico no es más que un tipo que se planta en una esquina con una guitarra o un saxo para entretener a los que pasan. Con una música que siempre sana.
"Aquí estoy, de nuevo en la esquina a la que pertenezco. Donde he estado siempre. Todo es lo mismo, nada cambia, estoy de nuevo en esta esquina con este juego que cura".
Pocos vídeos promocionales ha grabado Morrison en su carrera. En este aparecen él mismo, su primer colegio, las calles de Belfast, los limpiacristales... Un ejercicio de nostalgia en toda regla.
5. "BAGS UNDER MY EYES"
Su último disco hasta el momento, "Three Chords & the Truth" (2019), incluye esta amarga reflexión sobre la vejez y sobre la imposibilidad de recibir de parte de la vida el pago por todo lo que uno ha invertido en ella.
"Mientras tanto, a todo el mundo que yo ayudé le va bien. Ahora que es el momento de la recompensa solo quiero conseguir lo que es mío. Tenía que darme cuenta al escuchar tantas mentiras. Bueno, supongo que no es una sorpresa. Tengo bolsas bajo los ojos. Ganar dinero está muy bien, pero si terminas como una cáscara vacía, ¿quién te va a consolar entonces, cuando las cosas no van tan bien?".
Unas consideraciones sombrías que cobran más sentido en conexión con otra de las canciones del álbum, "Fame Will Eat the Soul", en torno a otra de las obsesiones del irlandés: su odio a todo tipo de exposición pública.
A sus 75 años Van The Man podrá seguir escondiéndose tras esa fachada huraña. Pero ahora, como siempre, su música se escapará por cada rendija a la que se asome un alma sensible. Larga vida al músico y larga vida al poeta. Felicidades, Van.
No es casual que la música caribeña por antonomasia lleve aparejado el adjetivo de salsacaliente porque la profusión de percusiones, vientos, guitarras y teclas que acompañan sus canciones picantes y sensuales es una obligatoria incitación al baile para exudar las toxinas combatiendo con toda la sabrosura los rigores veraniegos
Si hay un combo que representa la magnitud de la salsa y su propagación mundial es la Fania All Stars, sello fundado en Nueva York a finales de los 60 por el flautista, arreglista y compositor dominicano Johnny Pacheco y que ha aglutinado a decenas de los más granados artistas latinos hasta la actualidad.
El elenco es impresionante y casi interminable. Baste citar a cantantes como el panameño Rubén Blades, la legión de puertorriqueños: Héctor Lavoe, Cheo Feliciano, Adalberto Santiago, Ismael Miranda...; la cubana Celia Cruz o el neoyorquino de origen boricua Willie Colón.
Además de los músicos Ray Barreto, Pappo Luca, Bobby Valentín, Mongo Santamaría, Roberto Roena, Yomo Toro, Louie Ramírez, el propio Pacheco e ilustres invitados de la talla de Tito Puente (compositor de Oye cómo va), Joe Bataan, Manu Dibango, Jorge Santana (hermano de Carlos) o Bobby Cruz, entre muchos
Quítate tú pa ponerme yo
Cual reguero de pólvora la fama de la Fania se extendió rápidamente con conciertos multitudinarios, primero en Nueva York (en el Yankee Stadium congregaron a más 40.000 espectadores) después en el Coliseo Roberto Clemente de San Juan (Puerto Rico) y paulatinamente por todo el orbe, de Zaire a Japón y también España, donde actuaron en el Palacio de los Deportes de Barcelona en 1981.
Quítate tú, una exaltación festiva con participación de todos escrita por Pacheco y Valentín, se convirtió enseguida en su estandarte en conexión con el público.
Lavoe, nacido en Ponce y probablemente el más carismático del grupo con el micrófono en la mano, interpretó varias de las imprescindibles en directo como Mi gente.
"Mi gente ¡ustedes! Lo más grande de este mundo. Siempre me hacen sentir
un orgullo profundo", evidencia su capacidad natural para ganarse al respetable y hacerles partícipes de la fiesta salsera.
Pedro Navaja
Otra de las atracciones de la Fania era incluir temas de sus estrellas, como es el caso de Rubén Blades con su inmortal y trágica Pedro Navaja, que primero grabó con Willie Colón en su álbum Siembra de 1978. Se trata de la canción salsera más vendida de la historia.
Cuenta la muerte de un mafioso y proxeneta que deambula por las calles de Manhattan y se encuentra con Josefina, una prostituta que se había independizado de él. Pedro Navaja enfurecido la acuchilla pero ella también consigue dispararle mortalmente. Ambos quedan tendidos en la acera y un borracho que pasaba por allí les roba sus pertenencias.
La gata y el ratón
Cheo Feliciano fue otro de los cantantes estelares de la Fania, especialmente por El ratón, una metáfora sobre la insistencia de una gata en perseguir a un gato.
"El ratón es un concepto, se trata de seres humanos proyectados en animales, que equivale a ‘un sapo’ (un chismo) que lleva y trae y causa líos. Hubo una situación en nuestro Sexteto, donde una mujer de algún músico nos mantenía en agua caliente, mejor en candela, por ella surgieron problemas continuos", comentaba Feliciano.
Mención especial al estupendo solo de guitarra de Jorge, el menor de los hermanos Santana.
¡Azúcar!
La habanera Celia Cruz, indiscutible reina de la salsa, fue la única mujer integrante del combo durante su etapa en los 70 con un tremendo reconocimiento que continuó con la Sonora Matancera y en solitario.
Con la Fania solía cantar el popular tema de los Gypsy Kings Bamboleo, realzado con su imponente voz y el emblemático grito, intransferible seña de identidad: ¡Azúcar!
Ponte duro
Fiel ejemplo de la extraordinaria fuerza que desencadenaba la Fania en directo lo encontramos en Ponte duro. Un torrente sónico de timbales, bongos, congas, maracas, batería, el piano embalado, el abrazo que todo lo abarca de la sección de vientos mientras el coro repite incesante las dos palabras del título.
Lavoe tenía fama de llegar siempre tarde y Pacheco le escribió la divertida Rey de la puntualidad. Sus compañeros le dicen: "Tu gente quiere oír tu voz sonora, nosotros solo queremos que llegues a la hora", y el 'cantante de los cantantes' les da la replica: "Están equivocados, se lo digo como un hermano, no soy yo quien llega tarde, ustedes llegan muy temprano".
La llama no se apaga
Superado el medio siglo de existencia, la mayoría de sus integrantes han muerto pero la llama de la Fania All Stars no se ha apagado. Hasta 2021 la siguió dirigiendo Johnny Pacheco, que falleció a los 85 años, y desde entonces el combo no ha dejado de actuar esporádicamente para perpetuar su espíritu festivo y vitalista.
¡A disfrutarlo, háganme el favor! Ahhh y ¡Azúcarrrr!
Discos recomendados: Live At The Red Garter (1968), Live At The Yankee Stadium (1975), Viva La Charanga (1986), Live In Puerto Rico (1995), Ponte Duro: The Fania All Stars Story (recopilatorio, 2010).
Cuestión de buen gusto. Lo que todo el mundo, por motivos de educación o de simple intuición personal, debería demostrar a la hora de saber escoger una película, un libro, una novia...o grabar un disco.