Tony Molina ha grabado este año su largo más largo: 18 minutos y medio. Menos de lo que duran algunas canciones de Pink Floyd, pero varios minutos más extenso que sus anteriores trabajos en solitario.
La concisión permanece por tanto en “In The Fade” como divisa irrenunciable del músico establecido en la Bahía de San Francisco, pero no pasa de anécdota ante lo que realmente le distingue, un sobresaliente talento para componer melodías hermosas, a veces con esqueleto acústico y vestidas de melancolía, otras con distorsión y rematadas con solos de guitarra vibrantes.
En su entrega de 2022, la primera con material nuevo desde 2018 -un año después publicó “Songs From San Mateo County”, una colección de inéditos previos-, mezcla ambas, aunque con ligero predominio de la vena acústica.
“Not Worth Knowing”, “Burn Everyone”, “Don't Be Far”, “Four Sided Cell” o la beatleniana “Song for Friends (Slight Return)” son pura y deliciosa mantequilla, muestra de una exquisita sensibilidad.
No se quedan atrás en inspiración melódica las ruidosas -“The Last Time” , “Fuck Off Now” o “All I've Known”-. Tampoco las que están en algún punto intermedio, como “Leave This Town” -alma de Weezer- o la juguetona, yestupenda, “I Don't Like That He”.
En fin, si él no se enreda en sonidos no lo hagamos nosotros en palabras: “In The Fade” es otro pequeño clásico de Tony Molina.