'Low Key' ('Perfil bajo') no es, al menos semánticamente, el título más apropiado para describir el más que interesante disco que Brendan Benson publicó en los últimos días de 2022, octavo de los que ha firmado en su carrera en solitario.
Como otros tantos músicos, Benson aprovecha sus trabajos como solista para desentenderse del estilo que enarbola en su grupo paralelo, The Raconteurs, en el que desde 2005 comparte sonidos ariscos y melodías recias con Jack White, el que fue líder de los White Stripes.
En los discos que firma con su propio nombre, el artista de Detroit muestra una vocación indiscutiblemente pop, un espíritu sentimental y una facilidad innata para crear armonías sencillas y pegadizas, casi de otros tiempos.
Eso sí, en esta nueva entrega no ha sido muy generoso: apenas media hora de música repartida en ocho canciones y una de ellas, además, una versión, el 'Right Down The Línea ' del escocés Gerry Rafferty.
Pero todas, todas, son bonitas. 'Ain't No Good' es la elegida para abrir el disco y llega acompañada de un video que parece una clase de skate. Los trucos no siempre salen.
'People Grow Apart' aporta dosis extras de energía, pero predominan en el álbum los tiempos medios y entre ellos sobresale la preciosa 'Whole Lotta Nothing', perfecto retrato del agujero que deja un adiós no solo en el corazón, sino en el día a día de la persona abandonada.
No llega 'Low Key' al gran nivel del anterior trabajo de Benson, 'Dear Life', pero se trata de una buena colección de canciones de la que es difícil escapar sin renovar la admiración por este autor. Nunca falla.
Elegante, sensual y cálida voz envuelta en una placentera atmósfera de soul-jazz son las señas de identidad de Sade, cuya amable propuesta deslumbró a partir de su irrupción a mediados de los 80.
Cuestión de buen gusto. Lo que todo el mundo, por motivos de educación o de simple intuición personal, debería demostrar a la hora de saber escoger una película, un libro, una novia...o grabar un disco.