"No te cambiará la vida, pero hará que 35 minutos de ella sean mucho más divertidos". Esa sentencia, que los críticos de All Music dedicaban al primer disco de The Beat, encaja como un guante a la hora y media larga que duró el concierto de Paul Collins en la sala Wurlitzer Ballroom de Madrid el 1 de junio.

Aunque yo iría más lejos. Una hora y media de diversión mejora algo tu vida, ¿o no? En fin, dejamos las disquisiciones filosóficas para mejor momento y entramos en materia:

En buena compañía

Acompaña a Collins en esta gira la mejor banda con la que probablemente ha tocado nunca en España, The Low Doses, formada por el guitarrista Ryan Masterson, el batería Vincent Russoniello y la bajista (zurda) Joi La Cour. Todos de Nueva Jersey, todos muy jóvenes, todos fantásticos. La sintonía con Collins es perfecta. Han nacido para tocar juntos.

Clases de geografía

Collins articula su concierto como una biografía musical por entregas. "Estaba yo en Nueva York...", "En un hotel de San Francisco...", "Andando un día por Los Angeles"..., "Recién llegado a Londres desde Madrid...". Madrid. Tras vivir mucho tiempo en 'el foro', la charla del rey del power pop está plagada de referencias a su casa en Lope de Vega 6, a sus andanzas por Huertas o Tirso de Molina... Collins es madrileño. Y sigue hablando ese español coloquial y divertido que solo se aprende con un codo apoyado en la barra. 

El público

La sala Wurtlitzer estaba llena de amigos de Paul Collins y de músicos que han tocado con él en sus conciertos en España. Andaba también por allí su hijo. "Ese que es igual que yo en la portada de mi primer disco", dijo sin equivocarse. Espectador tipo: varón, 45 años, camiseta conmemorativa de algún grupo, un tercio en la mano. Conocedor de todas y cada una de la canciones. Sin ganas de irse a casa. Los acompañantes de Collins en el escenario estaban entre los más jóvenes de la sala.

El repertorio

Collins recorrió toda su carrera, con breve parada en los Nerves y canciones de casi todos sus discos desde The Beat hasta la fecha. Cargó las tintas en sus dos primeros y míticos trabajos y se detuvo menos en los últimos álbumes, aunque la respuesta del público fue igual de entusiasta.

Cómo cerrar un concierto

"The Kids Are The Same", "All Over The World", "Rock and Roll Girl" y "Don't Wait Up For Me". Las cuatro últimas canciones de una actuación de casi dos horas. ¿Se puede salir de un concierto con mejor sabor de boca?  Difícil.