Tener buen humor es algo que se agradece en el mundo del rock donde la pose de malo permanentemente cabreado con todo pichichi es algo bastante habitual. Por eso cuando el mes pasado me llegó un mensaje de Nick Garrie, a traves de myspace, diciéndome que le guardase un poco de jamón navideño, en respuesta a otra tontería que había escrito el que suscribe, lo primero que pensé es ¡ay! esta juventud que busca sueldos vitalicios sin dar golpe, lo que necesita aprender de aquellos que, a pesar de esquivar las mieles del éxito masivo, siguen erre que erre haciendo canciones que emocionan. Elefant Records, a punto de cumplir veinte años de discográfica, edita 49 Arlington Gardens, el nuevo disco de Garrie, cuyo contenido, si todos tuviesemos oido en vez de orejas, debería llegar muy alto.
La historia de Nick Garrie está llena de altibajos, que se iniciaron con el gran problema que tuvo en el inicio de su carrera, en 1969, cuando con veinte años grabó en París el disco que iba a ser su lanzamiento como gran estrella, The nightmare of J.B Stanislas, un vinilo lleno de melodías cautivadoras, editado en DiscAZ con medios a tutiplen - contó con una orquesta de 56 músicos, que no acababa de convencer a Eddie, más amante del acústico, y el productor Eddie Vartan, hermano de Sylvie Vartan y profesional de renombre en aquellos momentos - y que la mala fortuna malogró al suicidarse Lucien Morisse, presidente de DiscAz e impulsor del proyecto, a los pocos días de su lanzamiento, que de otra forma habría competido con la canción del momento que fue Bridge Over troubled Water, de Simon y Garfunkel. El golpe fue tal que ni el disco se distribuyó como se pretendía ni Nick Garrie llegó a lo alto de las listas, que hubiera sido bastante fácil con la buena factura de las canciones que contenía. Con este panorama, su carrera se truncó y durante años abandonó la música como profesional, aunque como posteriormente se ha visto, el arte de la composición siempre le ha acompañado. Pero no todo es tan negro como parece en estas líneas. Su primer disco se convirtió en objeto de culto, aupado por numerosos músicos y críticos que veían en él una calidad que merecía un puesto en la historia mejor que el que hasta ahora había tenido. En 1976 conoce a Francis Lai, ganador de un oscar por Love Story, y colabora en el álbum, “Un Instant de Vie”, lo que hace que se anime a retomar su carrera musical, en esta ocasión como Nick Hamilton, con algunos exitos y una gira con Leonard Cohen por nuestro país, editando Suitcase Man con parte de la banda de Cat Stevens, que llegó a lo alto de las listas españolas con Back to 1930. Elefant Records, siempre dispuestos a hacer justicia, reeditará su primer discodurante el 2009.
La historia de 49 Arlington Gardens parte de la reedición que Joe Foster, del sello Rev-Ola, hace en 2005, de cuyos contactos sale una reunión con el cantante Ally Kerr que le invita a tocar en Escocia. De aquella noche surge una sesión de grabación, meses después, en los estudios Riverside de Glasgow, junto con otra serie de músicos de la escena escocesa.
Además de estas sesiones se incluye en el disco “Lovers”, grabada en Paris y compuesta junto a Francis Lai para la banda sonora del film “Plastic Tree”, y “Stay till the morning comes”, grabada en Villafranca (Portugal) con el productor luso Quim Correia.