Corría el año 1972 cuando se formaron los New York Dolls, un grupo que iba a sentar las bases de la revolución que viviría el rock and roll en la segunda mitad de los años setenta. Los Dolls agitaron un cóctel que mezclaba a los Stones, el glam, David Bowie y los Stooges, siempre llevando al extremo los disfraces, la provocación y el abuso de las drogas.
Grabaron dos discos rompedores ,“New York Dolls” (1973) y “Too much too soon” (1974), pero pocos se enteraron. Eso sí, quienes lo hicieron se convirtieron en fans fervorosos y, en muchos casos, pasaron a la acción y montaron sus propias bandas, que un par de años después alumbrarían el punk en Londres y Nueva York.
Casi a la vez que los Dolls, heridos por el fracaso comercial y, sobre todo, por su desenfrenado estilo de vida, desaparecían.
O casi, porque allí estaba Malcolm Mclaren con los restos del naufragio para hacer sus primeros experimentos con el escándalo como vehículo publicitario, en este caso baldíos, pero que tan buen resultado le darían meses después con los Sex Pistols.
En 2004 Jim Morryssey, que al parecer fue en su día presidente de un club de fans de los New York Dolls, propuso a los supervivientes reunirse para un concierto. Por el camino habían quedado muchos de los componentes, víctimas de las drogas o el infortunio: Johnny Thunders, Jerry Nolan y, ya más recientemente, Arthur Kane.
Sin embargo, el cantante, David Johansen y el guitarrista y Sylvian le cogieron el gusto al asunto y no sólo han continuado tocando regularmente sino que han grabado, treinta años después, el tercer disco de la banda “One Day It Will Please Us to Remember Even This” (Un día nos gustará recordar incluso esto).
Y aquí les tenemos, por primera vez en España. El 7 de noviembre en Madrid, el 8 de Valencia y el 9 en Barcelona. Ya no escandalizarán a muchos, ni horrorizarán a otros con sus guitarras incendiarias, sus gritos y sus pintas. Ellos marcaron el camino que muchos siguieron y ahora les toca disfrutar