El tsunami de novedades discográficas que cada día amenaza con desbordarme desde Internet, no parece tener fin. Muchos son los llamados a poder grabar su música, pero pocos son los que elijo con la seguridad de estar ante algo que merezca pasar la criba.
Una selección que en mi caso suele ser algo más que exigente. Pero hoy ha caído en mis manos/oídos la humilde oferta sonora de una pequeña gran banda llamada Mount Peru, sexteto localizable en los locales de ensayo de la coqueta ciudad de Sommerville (Massachusets), en la Costa Este americana.
Hay portadas tan atrayentes que incitan directamente a la pronta escucha del interior y este diseño hippie/pshychedelic/chic con efluvios de inspiración "sixties", ha atrapado al momento mi atención. Al menos en lo que al aspecto gráfico se refiere, alguien se lo ha currado un poquito.
Lo que encierra el segundo álbum de Mount Peru, bajo el inteligente título de "Good Morning Midnight", es pura y simplemente una extraordinaria colección de trece canciones de PURO GRAN POP para orejas inteligentes. La inteligencia que suele ir emparejada con el buen gusto musical que se otorga al oyente avezado en la experiencia que da una resignada madurez.
Se abre el disco con "Day dreamer" y sus poderosos riffs de teclados, rítmicas y ajustados punteos janglers, para apuntalar una delicia rotunda de indie power pop, con estribillos finales directos a la yugular.
"Harbor Lights" es una preciosidad que bebe de Gram Parsons con steels y pianos Honky Tonk.
Los medios tempos a dos voces como los de "Tin Foil Sunset" arrastran brisa fresca y caricias de bosque al atardecer.
"Just like Gypsy Lee" es una "delicatessen" de American Cosmic Music. Clasicismo a raudales y una melodía fronteriza, ideal para conducciones contra el crepúsculo.
"Hype Man" es lo más garajero del lote. Fender riffs a tutti plen y agresividad vocal impostada aunque efectiva.
Ecos de New Pornographers en los polivalentes cambios de ritmo de "Apologetic Poltergeist".
"You're like lightning sriking twice", con sus arreglos de metal, teclados y guitarras en avalancha, demuestran que esta banda podría jugar en primera división del rock alternativo americano.
Los aires retro de "Don't go down to the lake tonight" esconden a la vez magia y amenaza bajo el arrullo de trompetas de la escuela Morricone.
"No more magic" es un delicioso vals para cowboys urbanos desubicados. La siguiente, "Some nights hit too hard", aporta guitarras electroacústicas en clave de suspense con subidón melódico y sección de viento a lo Tarantino.
"Black as hell and white as a ghost" es un descarado "slow tempo" que homenajea a los Beatles de "Lucy in the sky with diamonds". Estos chicos es que no se cortan un pelo. Si McCartney o Yoko se enterasen, tendrían que entonar disculpas inmediatas. El bueno de John, desde arriba, sonreiría con benevolencia.
El cierre del álbum es como su overtura. Porque las guitarras del corte que da título al álbum enmarcan una melodía genial con estribillo ajustado en "hand claps" y panderetas que te hacen, primero apuntarte al tarareo simplón, y luego bailar sin complejos mientras das los buenos días a la medianoche. Y las gracias a tu buena suerte por haber descubierto un nuevo pequeño tesoro para hacerte la vida un poco más llevadera. Súbete al Monte Peru.