No hubo que esperar a la próxima reencarnación, como anunciaron en su último concierto en Maracena en 1996. Los granadinos 091 están tocando en Madrid estos días, veinte años después de su despedida y con una expectación que no encontraron en sus mejores años.

Seguramente nostalgia. Pero también deseo de reencontrarse con algo valioso que se echa de menos. 

Pese a su nombre "policial" y a que junto a su historia siempre se cita a Joe Strummer, que les produjo el segundo disco, "Más de cien lobos", 091 nunca tuvieron mucho que ver con la rebelión y el punk, y sus canciones no hablan de política sino de las inquietudes  del alma, de "vidas buscando una dirección" y "de suelas de zapatos gastadas sin saber adónde ir".

"La Torre de la Vela",  nombre de una de las torres de la Alhambra, es probablemente una de sus dos canciones más conocidas ("La vida que mala es" es la otra), incluida en Debajo de las piedras (1988). Y refleja bien el cóctel de energía eléctrica y lirismo callejero que define su música.

¿Dónde puede hallar  un corazón herido mejor descanso que en una carretera solitaria, en una casa en ruinas o en la luz de luna entre las sombras? Sobre todo si está acompañado de un riff de guitarra brillante y una melodía inspirada, cortesía todo ello del talento de José Ignacio Lapido.

Imposible que cayeran en el olvido historias como las que ellos cantan, de personajes perdidos en el laberinto, atrapados entre tormentas imaginarias o que bailan en la desesperación en la calle del viento.

La versión en vivo hace más justicia a la "Torre de  la Vela" que la grabación en disco, algo bastante habitual en la música española de la época, pero más evidente en el caso de los Cero, que tenían (y seguro que tienen) uno de los directos más contundentes del panorama.  Para profundizar en el grupo, muy recomendable esta página de El Ideal