Hay un libro muy curioso que se llama Un paseo por las estrellas, de Juan Marsé, donde se describen las conexiones por las que a través de una artista se llega a otro con el que normalmente no tiene nada que ver de forma directa. Es un juego divertido que aplicándose a Gold Lake me llevaría al myspace de Tupperware, un bar de Malasaña donde tomé algún que otro copazo hace unos años. Mi camino hasta el Tupperware actual fue un acto de nostalgia, hacia el de aquellos años fue la unión de diversas circunstancias, empezando porque entre el parking de Barceló y el Loui Louie o el Flamingo siempre era una buena escala. Realmente la primer copa la tomaba en el Tornasol, un garito donde ponía copas Manolo de Los Válvulas y música el fallecido Guillermo Martín (Desperados), cuyos gustos por los Rolling Stones eran de sobra conocidos y donde sonaban desde Los Ilegales hasta Los Salvajes.  

No voy a seguir con el juego porque si digo que Carlos del Amo entronca con Mick Jagger entonces nadie va a creer que Lua Ríos entronca con el creador del Bienvenidos. Conexiones aparte, Gold Lake es la continuación de You are Balboa, con un salto del charco que ha personalizado aun más la forma de entender el rock que tiene esta pareja, su principal virtud es que siempre han mantenido un dificil equilibrio entre una guitarra y una voz que individualmente gozan de gran personalidad. Rock adulto donde un buen riff no enturbia la mirada pop de canciones que parecen destinadas a hacerse eternas.