Un bar de Guadalajara, improbable como sala de conciertos; apenas unas decenas de personas entre parroquianos y espectadores; y un raro privilegio: disfrutar de Neal Casal como si le recibieras en el salón de tu casa.
Casal tocaba al día siguiente en Madrid y para entones ya había grabado algunos de sus mejores trabajos en solitario, entre ellos su deslumbrante estreno, "Fade Away Diamond Time" (1995), "Basement Dreams" (1998) o "Anytime Tomorrow" (2000).
En aquel bar de Guadalajara, tan cerca del artista, era imposible no quedar atrapado por las emociones que su voz -dulce, penetrante, versátil- iba desgranando, arropada por un acompañamiento reducido, mientras le pedíamos "Today I'm Gonna Bleed" -"The Sun Rises Here" (1997)-, que nos tenía enganchados en aquella época.
Casal siguió visitando España y grabando discos, a partir de 2003 para el sello francés Fargo. Pudimos verle con una banda detrás o con la solitaria compañía de la acústica. Nunca nos defraudó. Su sensibilidad, cercanía y buen gusto creaban una atmósfera mágica que nos dejaba a sus seguidores esperando la siguiente visita.
Devoto seguidor de los Stones y de Grateful Dead, su propuesta le emparentaba también con Gram Parsons o Jackson Browne. Y, desde luego, con Ryan Adams, que empezó a grabar casi al mismo tiempo que Casal. La proximidad estilística se convertiría en personal a partir de 2005, cuando Neal se alistó como guitarra solista en los Cardinals de Ryan.
En 2003 Casal publicó su primer trabajo con Hazy Malaze, un trío en el que el artista de New Jersey dejaba a un lado los sonidos de la 'Americana' y daba rienda suelta a su pasión por el rhythm & blues desenfrenado. La aventura, compartida con sus colegas Dan Fadel y Jeff Hill, tuvo tres capítulos: "Hazy Malaze", "Blackout Love" (2005) y "Connections" (2009).
Mediada la primera década del siglo los trabajos en solitario de Casal comenzaron a espaciarse. "No Wish to Reminisce" llegó en 2006, "Roots and Wings" en 2009 y "Sweeten the Distance", el último, en 2011.
Mientras, crecía su faceta como virtuoso guitarrista, de manera habitual con los Cardinals de Ryan Adams o con The Chris Robinson Brotherhood, y ocasional, colaborando en estudio o en directo junto a una lista interminable de músicos: Lucinda Williams, Jayhwaks, Tift Merritt, Beachwood Sparks, Rufus Wainwright, Willie Nelson... Su último proyecto fue Circles Around the Sun, un grupo consagrado a temas instrumentales inspirados en Grateful Dead.
Neal Casal murió el pasado 26 de julio por causas no desveladas de manera oficial. Las extraoficiales hablan de suicidio.
Murió solo dos días después de su último concierto. Y solo una semana después de anunciar en sus redes que produciría el nuevo disco en solitario de Kenny Roby (6 String Band) y solicitar aportaciones económicas para este proyecto. El entusiasmo con el que habla de sus planes resulta ahora desolador.
Era también un fotógrafo excepcional. Dejaba constancia de sus giras, sus conciertos y sus rutinas en centenares de imágenes de una belleza aplastante.
"Tambourine", el maravilloso disco que Tift Merritt publicó en 2004, incluye un álbum de retratos firmados por Casal de todos los que pasaron por aquel estudio: la propia Tift, Gary Louris (Jayhawks), Maria McKee (Lone Justice)... En esa esfera luminosa de talento se movía Neal Casal.
Él aparece con la acústica en la mano y una sonrisa tímida en la cara, la misma con la que pedía disculpas en sus conciertos por no hablar español pese a la ascendencia de su apellido.
Parecía hacer de todo y hacerlo bien. Pero, como en su canción 'Free to Go', él era libre para irse y se fue.
Para los que nos quedamos, su pérdida es difícil de creer e imposible de digerir.