Melodías amables, pero con buenas dosis de mordiente. Y, de vez en cuando, un arañazo para demostrar que las garras siguen afiladas. Así se las ha gastado siempre Buffalo Tom y así vuelve a hacerlo en 'Jump Rope', un disco de madurez, de madurez de las buenas, que renueva su sonido sin perder la esencia de sus composiciones.
Es el décimo álbum de la banda de Boston, que ya lleva tres décadas y media saltando a esa comba a la que alude en el título pero que, tras el furor de los primeros años (seis discos entre 1989 y 1998), ahora gusta de macerar sus creaciones. Este es el primer trabajo desde 2018.
Son 14 canciones redondas, que se despliegan en su mayoría en torno a la voz -en espléndida forma- de Bill Janovitz, fundador del grupo junto al bajista Chris Colbourn y al batería Tom Maginnis. Los búfalos de siempre dando la cara cuarenta años después.
No es un secreto la influencia que ha tenido en este grupo el 'padrino' del rock alternativo J Mascis, que produjo algunos de sus primeros álbumes y cuya huella sonora puede rastrearse fácilmente por esta nueva colección. Y qué feliz coincidencia que ambos hayan publicado este curso excelentes discos tras una temporada lejos de la carretera.
Los temas de 'Jump Rope' oscilan entre el tono reflexivo y el ánimo combativo, pero desde una perspectiva esperanzadora, en cualquier circunstancia. El disco se abre con toda una declaración de principios servida en la estupenda 'Helmet': "Ponte el casco porque vamos a atravesar el infierno", canta Janovitz. "Cuando empiece la tormenta será mejor que te abroches el cinturón. Vamos a necesitar un motín para darle la vuelta a esto, pero podemos ganar. No, esto no es el fin. Trascenderemos, aunque habrá daños que no podamos reparar". ¿Alguien puede discrepar?
Son muchas las grandes baladas que ha grabado Buffalo Tom a lo largo de su carrera. A ellas se unen en este nuevo trabajo magníficas aportaciones que recuerdan a los mejores temas de discos míticos de su carrera como 'Bid Red Letter Day' (1993). Es el caso de 'Autumn Letter', enigmática canción de amor, pero también de adiós a la juventud, de 'Our Poverty' o de la deliciosa 'Little Ghostmaker'.
Colburn se pone al frente del micro en canciones como esta o como 'New Girl Singing', que recupera las guitarras limpias y los coros identificativos del grupo, así como ese desarrollo circular, con una letra mínima, que te va ganando para la causa de esas chicas que "ya no están en los cuentos de hadas, ya no están en venta, ya no están en la cárcel".
El grupo siempre ha cuidado sus portadas y esta vez vuelve a hacerlo, con una imagen de un fotógrafo callejero, Mark Cohen, que refleja "la melancolía rural americana" mediante los pies "ligeramente lastimados y sucios de una adolescente que salta a la comba".
Buffalo Tom tiene todo demostrado y sus miembros no dependen de la música para vivir. Janovitz, por ejemplo, ha escrito varios libros sobre la historia del rock y es, además, agente inmobiliario. Pero cuando se compone, se graba y se actúa por gusto salen trabajos tan impecables como 'Jump Rope', un disco otoñal ideal para paladear con calma en este final de verano.
Elegante, sensual y cálida voz envuelta en una placentera atmósfera de soul-jazz son las señas de identidad de Sade, cuya amable propuesta deslumbró a partir de su irrupción a mediados de los 80.
Dane Joneshill: "Everything That Rises Must Converge"
Trascender sin apenas dejar huella. Y sin embargo cada microscópico grano de arena es parte imprescindible del más vasto de los desiertos, de la más extensa de las playas.
En la música siempre han existido autores que de no haber sido descubiertos por una pura y dura casualidad, yo nunca habría podido disfrutar.