En 1976 el planeta Tierra se llenó de nuevos grupos, formados por jóvenes entusiastas, furibundos y con aspecto peligroso. A menudo, sus habilidades instrumentales eran más bien parcas, pero estaban dispuestos a sacudir el mundo, o por lo menos el adocenado panorama del rock & roll.
The Zeros eran una de esas bandas. Formados en Chula Vista, en el condado californiano de San Diego, muy cerca de la frontera con México, el cuarteto lo componían Javier Escovedo y Robert López a las guitarras, Héctor Peñalosa al bajo y Baba Chenelle a la batería. Su ascendiente latino hizo que enseguida fueran conocidos como los "Ramones mexicanos", aunque cuando los neoyorquinos grabaron su primer disco The Zeros ya eran una banda y su inspiración provenía de los New York Dolls, la Velvet o los Standells.
Publicaron tres singles con los que ganaron una nota a pie de página en el mapa del punk, pero su historia acabó a la misma velocidad que rascaban sus guitarras, y cuando dejaron de funcionar en 1980 ni siquiera habían llegado a grabar un álbum.
Robert López terminó convirtiéndose en El Vez, el Elvis mexicano; Héctor Peñalosa se alineó con Flying Color; y Javier, el alma rockera de la dinastía Escovedo, pasó, entre otras aventuras, por los True Believers junto a su hermano Alejandro, antes de revelarse, ya en el siglo XXI, como un brillante artista en solitario, con los estupendos "City Lights" (2012) y "Kicked Out Of Eden" (2016).
Mientras, las semillas plantadas por The Zeros siguieron creciendo y sus canciones cobraron nueva vida interpretadas por otros grupos, como sus paisanos The Muffs, los Nomads suecos, los españoles La Secta o los australianos Hoodoo Gurus.
En los noventa llegó el álbum que no grabaron en su día, "Knockin' me dead" (1995), que recopilaba temas clásicos y algunos inéditos, y en 1999 "Right Now", con canciones nuevas y versiones (Sonics, Seeds, New York Dolls).
Desde aquellos tiempos, de vez en cuando The Zeros "sacan del garage su coche antiguo" y se dan una vuelta. Así describen sus periódicas reuniones para dar conciertos y saciar el apetito de los fans por escuchar sus viejas canciones, su energía febril, sus latidos acelerados. Casi siempre ese viaje tiene parada en España, como sucede este mes de marzo.
Escovedo, Peñalosa, López y Chenelle han recorrido mucho camino, cada uno el suyo, pero hagan lo que hagan y estén donde estén serán Zeros para siempre.