Rockabilero y melancólico, sosegado y apasionado, retro y moderno son dualidades que conviven en el siempre elegante y apuesto Chris Isaak, quien despuntó cuando su canción Wicked Game fue incluida en la banda sonora de la película Wild At Heart (Corazón salvaje) de David Lynch.
Desde su consolidada posición actual, el rocker madrileño realiza una décima entrega que me ha ido calando poco a poco y que ya ha conseguido instalarse entre mis favoritas del año. Siempre estuvo claro, desde aquel lejano e incomprendido "Personal" del año 98, que este artista tan tímido como resistente y generoso vivía POR y PARA su oficio: el de fabricar canciones destinadas a perdurar.