Antonio Vega

Gira el mundo y gira sin parar, y a veces nos trae el frío del invierno y en otras ocasiones nos saluda con el calor del verano. Los más antiguos del lugar siempre recuerdan que hubo un invierno en el que nevo tanto o más que éste o una tormenta que rompió más sueños que la que acaba de caer. Es así, hay caminos hacia un lado u otro, pero si sigues andando el camino crece y crece hasta convertirse en un oceano donde se mezclan los caminos de otros. Y empiezas a mirar atrás y ves que tu senda tuvo encrucijadas y siempre decidiste subirte a la mejor ola. Tu ola, sólo la tuya, la que viste que se iluminó al pasar. A veces la luz miente y el cordel se convierte en una larga línea recta, sin fin, sin luz. Pero no importa, todos los caminos tienen moteles inesperados donde reposar y pararse a mirar las estrellas.