Durante un tiempo Bruce Springsteen era infalible para sus fans. En realidad fue un tiempo largo, bastante más que el que duran las carreras de la mayoría de los artistas. Su producción fue tal que decenas de canciones -algunas formidables- quedaron relegadas y no aparecieron publicadas oficialmente hasta muchos años después.

Aquella época gloriosa queda ya lejos, pero Bruce, que cumple 70 años el próximo 23 de septiembre, sigue activo y con cosas que contar. Ahora acaba de publicar un nuevo disco, "Western Stars", un trabajo "inspirado en los discos pop del sur de California de finales de los 60 y principios de los 70", según su autor.

Es el decimonoveno de su carrera y el primero en cinco años. El recibimiento ha sido desigual, con elogios de la crítica y un cierto desencanto entre muchos de sus fieles, que se repite desde hace ya bastantes discos.

A "Western Stars" se le compara con "Nebraska" (1982), algo recurrente casi siempre que Bruce baja las revoluciones. Pero las diferencias son notables: allí Bruce convirtió en disco unas demos apenas terminadas en las que solo estaban su voz, su guitarra y su armónica, en un movimiento sin precedentes hasta entonces para una estrella del rock, un estatus que el de New Jersey había conquistado un par de años antes con "The River".

En "Western Stars" las canciones están perfectamente pulidas y generosamente arropadas, incluida una omnipresente sección de cuerda, y aunque la temática y la cadencia sean a veces tristes, un regusto dulce, que alcanza a la voz de Springsteen, recorre muchos de los temas. Nada que ver con las descarnadas historias de perdedores que habitaban "Nebraska".

Más allá de la acogida de la crítica y de las ventas, el Boss sabe que "Western Stars" no es el alimento con vitaminas que muchos de sus fans esperan. Bruce es rehén de su enorme historia y quizá por eso se ha apresurado a anunciar que el próximo año habrá gira y nuevo disco con la E-Street Band.

Una constante en su carrera, que desde casi el principio alterna el fulgor rockero que le catapultó al estrellato y todavía llena estadios y bolsillos, con las excursiones por carreteras secundarias que conducen a parajes geográficos y espirituales mucho menos transitados.

En su autobiografía "Born to Run" descubrimos que Bruce ha caminado toda su vida al borde del sufrimiento, a veces unos pasos más allá de la línea y otras un poco más acá. Aún así, o quizá por eso, ha construido un legado tan extenso que es fácil seguir descubriendo en él canciones valiosas.

Así que si usted es uno de los que no han visto sus expectativas colmadas por los últimas trabajos del Boss, mientras espera la próxima entrega con la E-Street Band puede hacer tiempo escudriñando su catálogo. Es fácil encontrar regalos como el que halló este afortunado -y rumboso- fan español.