Caía la noche a plomo fría y lluviosa, en el día más internacional de la mujer (por cierto, el teatro estaba plagado de ellas... ¡olé!), cuando subió el telón y aparecieron Modelo de Respuesta Polar para presentar su exquisito 'Más movimientos'.

Nada más entrar al hall del teatro Lara (en el que hacía un frío helador, por cierto), se invitaba a una cerveza a todo el personal...1-0 para ellos nada más pasar la puerta. La noche empezaba bien y cuando el grupo saltó a las tablas, continuó mejor.

La primera que atacó el grupo fue “Siempre'. Hubo unos instantes de nerviosismo y emociones a flor de piel de Borja Mompó, cantante del grupo, porque hay veces en que la mente es más rápida que lo que decimos. Pero no  importó, alli todos entendimos la importancia de sus palabras.

Desde que Sunday Drivers abandonaran el panorama musical y los escenarios como grupo, nadie había llenado ese hueco, ese gran vacío, y Modelo de Respuesta Polar lo han de una manera soleadamente sigilosa, cálida y entrañable,  sin apenas hacer ruido, sin apenas sentirlo.

El grupo valenciano ( 2011 ) destila facilidad e infinita  clase en  sus melodías, en sus letras, en sus maneras.

Desde el primer disco, 'Así pasen cinco años' (2012, Limbo Starr), hasta este cuarto 'Más Movimientos' (2017, Altafone Music), pasando por 'El Cariño' (2014, Limbo Starr) y 'Dos Amigos' (2016, Hook Ediciones Musicales), la evolución del grupo ha sido brutal, siempre in crescendo y apoderándose de un sonido tan propio y tan claramente reconocible, que es simplemente único.

'Más movimientos' tiene muchas más garra, furia y sudor que sus anteriores discos. En cierta manera, es una forma de dar un puñetazo fuerte sobre la mesa, que viene a decir 'Ehhh!!!, que aquí estamos nosotros y que también lo sabemos hacer pero que muy bien con el volumen al doce y la Telecaster y la Gibson echando humo y hacemos  temblar las tablas del escenario como el que más'.

 

 

 Ni que decir tiene que cuando Borja  Mompó se quedo sólo con la acústica y la armónica lo bordó. Le acompañó en el set acústico un rato un grande Martí Perarnau (ex Sunday Drivers, Mucho, Underwater Tea Party, etc, etc, etc), que parece que lo hace todo bien este hombre.

El público escuchó las canciones con un respeto total hacia lo que estaba pasando allí arriba, en un silencio roto solamente por el estruendo de palmas al final de cada canción.

Canciones q hablan de ti, de mí, de antes, del después, de lo que queda ahí para siempre, de la soledad y su dolor, de la mejor compañía y de las ausencias marcadas. Canciones que con un susurro te acarician el cogote y que te dejan heridas .Te infectan la piel y se infiltran en las venas para no parar hasta llegar donde nadie toca, donde nadie llega... el alma.

MDRP es un grupo diferente y distinto que te regala emociones a raudales. Son capaces de transportarte en la misma canción de tres minutos a la más bonita y luminosa de las alturas, y al segundo siguiente te bajan al fango con sus letras. Un carrusel de emociones en las que la voz de Borja suena tan exquisitamente inmensa que llena el aire y el espacio y te corta hasta la respiración.

A todo esto, las guitarras eléctricas (3) se te clavan en el pecho como espinas, a veces con dolor sangrante, otras con amor verdadero..

Finalizando el show se atrevieron y lo dieron todo de una manera más desatada de lo normal en ellos cantando a capella con todo el teatro en la palma de la mano, aunque ya hacía rato que tenían al público en el bolsillo, totalmente entregado, y le regalaron para acabar dos maravillosas canciones como 'La juventud y el tiempo' y 'El cariño', que sonaron como interpretadas por los ángeles celestiales.

El grupo sonó limpio ,claro, contundente y compacto, una maravilla para los oídos, una bandaza como la copa de un pino.

Al salir, caras de felicidad absoluta por lo visto y escuchado. Yo me acuesto con una sonrisa de oreja a oreja. Saco mi pañuelo y lo sacudo reclamando y exigiendo la vuelta al ruedo y una salida a hombros por la puerta  grande de Madrid.