Treinta y un años después de publicar su primer disco, los estadounidenses Goo Goo Dolls exploran nuevos territorios y actuarán el próximo verano por primera vez en España (Madrid y Barcelona)  para dar cuenta de una carrera que, con el paso del tiempo, ha adquirido un agradable poso de distinción.

La banda de Buffalo, conocida para el gran público por la aclamada 'Iris', tiene sin embargo un recorrido de amplio espectro. Desde sus iniciales devaneos con el punk hasta su última etapa orgullosamente AOR, nadie podría acusar a los Goo Goo de mentirosos si en su carta de presentación se vendiesen como un grupo que puede gustar casi a cualquiera.

John Rzeznik (voz y guitarra), Robby Takac (voz y bajo) y George Tutuska (batería)  pusieron en pie la formación inicial, con la que en 1987 lanzaron un disco llamado como ellos y grabado en tres días a un ritmo infatigable, al calor de abundantes dosis de alcohol y drogas.  'I'm adicted', proclamaban en su tema estrella.

Reconducida su fogosidad hacia el terreno del power pop, que por entonces era un seguro de vida, volvieron al estudio en 1989 con 'Jed' (cerrado con la deliciosa 'James Dean') y al año siguiente con 'Hold Me Up', el primer álbum que grabaron con suficiencia de medios y de manera profesional. El sonido característico de la banda, por el que muchos nos subimos a ese carro, quedaba oficialmente inaugurado.

Del crédito adquirido por el grupo habla el hecho de que el mismísimo Paul Westerbeg, que acaba de dar carpetazo a los Replacements, firmase junto a Rzeznik uno de los temas del siguiente disco ( 'Superstar Car Wash', 1993), 'We Are the Normal'.

'A Boy Named Goo' (1996) proporcionó a Goo Goo Dolls una repercusión para ellos desconocida gracias a un sonido progresivamente menos arisco y a canciones de gancho fácil,  como 'Name' o 'Naked'. Pero gracias también a la absurda polémica (y consiguiente publicidad) creada por unos grandes almacenes, que retiraron el álbum de sus mostradores por ver en la foto de portada a un niño con la cara ensangrentada, cuando solo tenía la boca sucia de mermelada.

El grupo hizo por fin pleno con 'Dizzy Up the Girl' (1998), con Mike Malinin como nuevo batería. El trabajo incluía como undécimo corte la tan bonita como facilona 'Iris', compuesta para la banda sonora de 'City of Angels' y que fue número uno en todo tipo de listas (pop, rock, 'mainstream', baladas). Más de cuatro millones de personas se animaron a salir de su casa, entrar en una tienda y comprar el álbum. Sí, hubo una época no muy lejana en que la gente se compraba discos.

Difícil igualar aquel éxito. El grupo probó con sonidos más bailables ('Big Machine') en 'Gutterflower' (2002), se atemperó sin complejos en 'Let Love In' (2006) y 'Something for the Rest of Us' (2010) y se instaló en tierra de nadie con 'Magnetic' (2013), que significó el adiós de Mike Malinin.

Los dos últimos años han devuelto cierto protagonismo a Goo Goo Dolls  con la edición de un álbum completo, 'Boxes' (2016), en el que recuperan cierto pulso creativo, y de un EP, 'You Should Be Happy' (2017), que incluye un tema con mucho encanto, 'Use Me', sobre el sentido de la posesión y esas tonterías. Hay motivos para seguir atentos a lo que el grupo haga en el futuro.

Rzeznik y Takac, a sus 52 y 53 años, se resisten a bajar del escenario. De gira casi permanente, el 21 de julio tocarán en Madrid (La Riviera) y el 22 en Barcelona (Apolo). El verano queda aún lejano, pero ahora se hace más apetecible.