Y el público obtiene lo que el público quiere / Pero yo no quiero nada de lo que esta sociedad tiene.

Paul Weller decidió, tras escuchar a los Clash y a los Sex Pistols, que había que escribir de la vida real, de los problemas de la gente, que la música era un vehículo para cambiar el mundo.

Es verdad que los Jam siempre cultivaron la estética mod y el gusto por el rock y el soul de los sesenta, que despertaban recelo entre sus compañeros del punk y que tuvieron roces con algunos de ellos -quizá que Weller estampara una botella en la cara de Sid Vicious fue algo más que un roce.- 

Pero lo cierto es que al final fueron ellos los que llevaron más lejos las esencias del punk. "Pensé que el punk era el primer movimiento musical de la clase obrera de nuestra generación", decía Weller en 1995 en Mojo, pero en realidad "en el fondo era elitista".

"Nosotros y nuestro público íbamos más allá. Éramos el espíritu real del punk", concluía el líder de los Jam, que disolvió la banda (1982) en su momento de mayor éxito "para no convertirse en uno de esos dinosaurios que habían criticado" y que ha rechazado millonarias ofertas para reunir al grupo, un acto de coherencia inédito en el mundo del rock & roll. 

Antes de grabar "Going Underground" (1980) los Jam eran uno de los grupos más importantes del Reino Unido, pero su publicación les dio su primer número uno y les llevó todavía unos peldaños más arriba, que ya no abandonaron hasta su disolución. 

Para entonces Weller se había convertido en portavoz generacional, una referencia que retrataba en sus canciones las miserias de la sociedad británica a través de inmigrantes agredidos por ultraderechistas, arribistas, revolucionarios que caían en brazos del sistema o amas de casa.

Canciones llenas de ritmo, vitalidad y fuerza pero que ofrecían poco espacio para el abandono y la diversión en sus letras, que pretendían servir de vehículo para la reflexión juvenil.

Lo que tienes es lo que ves 
Haces tu cama, mejor que te eches en ella 
Escoges tus líderes, y depositas tu confianza 
Pero sus mentiras te ahogan y sus promesas se oxidan 
Verás cómo cohetes y pistolas sustituyen a los riñones artificiales

Weller diría años después, desencantado tras múltiples batallas, que la música no sirve para cambiar nada. Y sí, una canción no cambia el mundo, pero puede abrir la puerta a un universo mágico que ni sospechabas que existiera, habitado por canciones que, como esa, también fueron escritas justo para ti. Y entonces necesitarás conocer más canciones, y más grupos, y más estilos... nuevas dosis para una adicción que no querrás superar..

Que Going Underground alcanzara el éxito en Gran Bretaña o que aquí sonara en los 40 Principales seguro que ayudó a algunos a internarse en las profundidades sin retorno de ese mundo paralelo y cautivador.

Estoy marginado 
Cantad muchachos y gritad muchachos por el mañana.

Hablan y hablo hasta que mi cabeza explota 
Pongo las noticias y mi cuerpo se hiela 
Esa oveja que bala en la televisión 
Hazle a este chico gritar, hazle a este chico chillar.