Si tenemos en cuenta que el blues, el rhytm & blues y el rock & roll nacieron en Norteamérica, lo predecible es que Beatles, Rolling Stones, Kinks, Who... y todas las bandas que a partir de esas influencias protagonizaron el glorioso estallido de los sesenta hubieran sido estadounidenses.

Pero no, eran británicos. Eso sí, la semilla que plantaron aquellos grupos se esparció enseguida por todos los rincones del globo, incluidos los USA, donde aparecieron un montón de bandas que mezclaban el rock and roll clásico con los novedosos sonidos procedentes del Reino Unido y le añadían unas gotas de energía y contundencia. Normalmente ensayaban en un garaje, y así han quedado nombrados para la posteridad.  

Los Remains, que se movían en el área de Boston, fueron una de las mejores bandas del género. Su leyenda ha crecido con el paso de los años, pese a su escueta producción discográfica -unos cuantos singles y un álbum que recopiló todas sus grabaciones cuando ya se habían disuelto en 1966- y a su reducido impacto comercial en el momento.

A ello ayudó, en primer lugar, la publicación de una de sus joyas, "Don´t Look Back", en Nuggets (1973), una colección de discos en los que el músico y productor Lenny Kaye recopiló parte de lo mejor de las bandas de garaje norteamericanas.   

Los Remains no eran tan fieros como los Sonics -punks antes de que se inventara el punk- ni tenían un batería que tocara con un garfio -Moulty, de los Barbarians, que había perdido su mano izquierda- y, desde luego, no lograron un éxito como el de The Kingsmen con su versión de "Louie, Louie". Pero tenían uno de los repertorios propios más sólidos de todo los grupos de garaje, un catálogo de versiones que bordaban y una reputación de tener un directo fabuloso.

Se publica ahora "Live 1969", precisamente un disco en vivo que recupera una cinta perdida entre las telarañas del archivo de Barry Tashian, guitarrista, cantante y principal compositor de The Remains. Y el artefacto demuestra que lo de su devastador poderío sobre las tablas no era una leyenda.

La grabación es de un concierto que The Remains dieron en Boston en 1969, durante una reunión puntual tres años después de separarse, y está compuesta casi exclusivamente por versiones. De sus originales desgraciadamente solo está "Why Do I Cry".

Aún así, el disco es un festín de rock and roll. Empieza con su incendiaria versión de "Hang on Sloopy", que habían hecho popular The McCoys. Siguen "Route 66" -Chuck Berry-, "All Day and All of The Night" -Kinks- y "Like a Rolling Stone" -Dylan-. "Johnny B Good -de nuevo el amigo Chuck-, "She's Nineteen Years Old" -Muddy Waters-, "La Bamba", siguiendo los pasos de Ritchie Valens,"Diddy Wah Diddy" -Bo Diddley- completan un menú de gourmet, ejecutado con una pasión y una energía al alcance de pocos. Lo mejor es que, según parece, el cuarteto ni siquiera pudo ensayar antes del concierto.

The Remains hicieron el mismo trayecto que la mayoría de sus contemporáneos habitantes del garaje: unos cuantos singles, conciertos seguidos con fervor en su zona de influencia -Nueva Inglaterra en el caso de The Remains-  y una existencia efímera sin llegar a alcanzar el éxito.

Sin embargo, en su hoja de servicios hay una anotación singularmente exclusiva: The Remains acompañaron a los Beatles en su última gira por los USA, en 1966,  junto a The  Ronettes -también actuaron como su grupo de soporte- y otros artistas.

 

La gira no fue bien digerida por el grupo, que se separó a continuación. Muchos años después, en 1997, Tashian recogió aquellas aventuras en un libro "Ticket to Ride: Extraordinary Diary of the Beatles Last Tour". A su estela, The Remains se reunieron y fueron invitados de lujo en el Purple Weekend leonés.

"Live 1969" es el complemento perfecto a las grabaciones en estudio de los Remains. Y una excusa estupenda para recrearse de nuevo con "Don´t Look Back", "Heart", "But I Ain't Got You", "Once Before", "Thank You" o su cover de "Mercy, Mercy", que rivaliza sin problemas con el de los Stones.