Año 2002. Madrid. Barrio de las Letras, una zona de casas antiguas en el centro, a mitad de camino  entre la Puerta del Sol y los museos más famosos de la ciudad (Prado, Thyssen, Reina Sofía). Lugar de encuentro nocturno, lleno de pubs, discotecas y bares.

Tras la barra de uno de ellos, una coctelería con mobiliario minimalista e imágenes de Madrid y Nueva York colgadas en las paredes, atiende un hombre de mediana edad, con un acento inglés tan marcado que a veces es difícil entenderle. Por los altavoces suena suave música ambiental.

Ese tipo que prepara cócteles refinados se llama Paul Collins y ha escrito algunas páginas brillantes en la historia del rock and roll. Con The Nerves, con The Beat, en solitario.

Por aquel tiempo llevaba años  sin grabar y su carrera parecía como mínimo atascada. El neoyorquino había buscado una vez más refugio en España, a donde llegó por primera vez a comienzos de los ochenta, en plena movida, y encontró un aprecio por su música que ya no existía en los USA.

 

"Hace mucho tiempo,  por todo el ancho mundo, el rock and roll estaba herido, se sentía muy mal / Una pareja de chicos cogió sus guitarras / No sabían tocar, así que empezaron a escribir canciones / Eran los reyes del power pop"

 

Cuando se habla de Paul Collins invariablemente se recuerda su primer disco con The Beat, catalogado como una de las obras claves del power pop, y su cercana relación con España.

Una fotografía muy escueta para un músico nacido hace 60 años y que ha dedicado toda su vida al rock and roll. Desde luego injusta, porque, al margen de sus míticas primeras grabaciones, ha hecho algunos de sus mejores discos en tiempos recientes.

"Walking out of Love",  "Rock N Roll Girl" , "USA", "Don't Wait Up for Me",  "That's What Life Is All About", "The Kids Are the Same", "All Over The World" , de sus tres primeros discos, son títulos imprescindibles para cualquier aficionado al power pop   

Pero también "For All Eyes To See", "King of Power Pop",  "Big Pop Song" o  "Helen",  por citar una sola canción de cada uno de sus últimos cuatro álbumes, son composiciones llenas  de talento y energía.

 

"Al principio no fue fácil porque no les importaban a nadie / Les echaban a patadas de todas partes, les tiraban escaleras abajo... Eran los reyes del power pop".   

                                                                                                      

The Nerves sólo grabaron un EP de cuatro temas -cuarenta años después se editó un álbum con todas sus grabaciones- y tuvieron una existencia efímera y  más bien ardua, pero su repercusión no ha dejado de crecer con el paso del tiempo.

Luego llegó The Beat y su primer disco en 1979, y el segundo, "The Kids Are the Same", en 1981, tras el que se acabó su viaje por compañías multinacionales y pasaron a jugar en otra división y mayormente en otro país, España. El éxito masivo pasó lo suficientemente cerca de la puerta de Collins como para sentir en sus carnes la decepción y el fracaso.  

Pero su ego le mantuvo a flote, aunque muchas veces estuviera varios metros por debajo de la superficie. Lo cuenta con un realismo irónico y mordaz, a veces casi naturalista,  en "Mi Madre, mi mentor y yo", una autobiografía publicada en 2006 por Ediciones Gamuza. Y también en "King of Power Pop", la canción que sirve de hilo conductor a esta historia.

 

"Era tan duro, comíamos alubias y dormíamos en el coche / poner la radio nos hacía llorar / escuché una balada en una emisora de rock and roll / y pensé que nunca saldría nada bien / Éramos los reyes del power pop"

 

Después de algunas incursiones  por terrenos musicales más reposados, próximos al country, y siempre con destellos de su inequívoco talento ("It's Gonna Be a Long Time"), la década de los noventa terminó con Paul Collins viviendo en Nueva York y entregado a la vida doméstica, con su segunda esposa española.

 "Malgasté 10 años de mi vida. La vida doméstica puede matarte en el plano artístico...Los mejores muebles pueden encontrarse en la calle. Así, cuando te mudas, puedes dejarlos donde están",  concluye en su autobiografía sobre este periodo.

 "Flying High"  (2004), grabado en el salón de su casa madrileña, supuso la vuelta y el renacimiento. La varita para crear melodías mágicas de tres minutos seguía ahí. Sólo había que quitarle un poco el polvo. "Ribbon of Gold" (2008), "The King of Power Pop" (2012) y "Feel the Noise" confirmaron la vuelta a la excelencia.

 

"No sabíamos afinar las guitarras / nadie pensó que llegáramos lejos, pero tengo "Friday on My Mind"

 

Si Michael Jackson era el Rey del Pop y Prince el Príncipe (valga la redundancia), ¿cómo no iba a ser Paul Collins el Rey del Power Pop? Junto a los nuevos discos llegaba el reconocimiento de las siguientes generaciones amantes del género.

Bandas de todas partes llevaban años versionando sus canciones. Si en 1992 los Muffs de Kim Shattuck habían hecho una excelente revisión de "Rock N Roll Girl" para un disco benéfico,  en 2011 Green Day incluían en el musical "American Idiot" de Brodway "Walking Out of Love". Y el propio Paul subía a cantar -impagable un vídeo de You Tube en el que un más que pasado Billy Joe toca tres veces consecutivas la canción junto a su incrédulo y sobrio autor-.

"Ahora soy padre, aún toco la guitarra e intento montármelo para ser una estrella del rock and roll /...../"A veces me siento bien, otras veces me alegro de tener todavía mi guitarra Rickenbacker  / Ojalá yo fuera los Beatles o los Rolling Stones / Cualquier cosa mejor que estar sentado aquí solo"

 

Ciertamente, Paul Collins no ha logrado convertirse en la gran estrella que soñaba y ha visto repetidamente cómo otros conseguían a la primera lo que  él no ha logrado con un montón de canciones fantásticas.

Caminando casi siempre por el lado oscuro de la industria musical, independiente a la fuerza, no se ha limitado, al contrario que muchos de sus exitosos colegas, a intentar vivir de su pasado sino que peinando ya muchas canas -en realidad hace tiempo que no peina ninguna- , su genio sigue vigente y añadiendo nuevas cuentas a su collar de perlas.

Por eso, sus actuaciones en directo son siempre una celebración, un recorrido por las esencias del mejor rock and roll, sin pretensiones pero con pasión. Una cita obligatoria.

 

"Algunos tuvimos suerte, otros fama / otros estamos aquí plantados... Fueron los reyes del power pop"

"Durante muchos años, mi propia existencia y mi éxito en la vida han dependido de las opiniones y del visto bueno de otras personas. Una de las peores cosas que se pueden hacer en la vida es esperar. Eso sí, en mi defensa diré que no me da miedo intentar las cosas; hacen falta muchos cojones para desnudarte y ponerte de pie delante del mundo y decir: ¡Eh! Miradme. Escuchar esto". (Paul Collins)

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