Con "Fall of the World" (2016) Propeller se situaron como uno de las referencias del universo del power pop actual, recogiendo con acierto el testigo de las bandas que ellos admiran a base de bellas guitarras y estribillos que enganchan.

Así que el siguiente reto para el grupo californiano era demostrar que podían mantener el listón a esa altura en su siguiente trabajo. Y eso es  lo que han conseguido en "Don't Ever Let This Let You Down", diez nuevas raciones de alimento nutritivo para los necesitados fans del género, cocinadas con inspiración y buen gusto.

El principal ingrediente del nuevo álbum sigue siendo el sonido de las bandas que impulsaron a Greg Randall y a Will Anderson a colgarse una guitarra al cuello (Teenage Fanclub, Big Star, Paul Westerberg...), pero en "Don't Ever Let This Let You Down" todo esa devoción por el Rock and Roll que ellos sienten cristaliza en una propuesta propia y contagiosa.

El secreto del power pop reside en las canciones, y ahí Propeller saben dar en el blanco, ya sea desatando olas de euforia transitoria o recreándose en los rincones más placenteros de la melancolía.

Desde el arranque con la bella contención de "Summer Arrives" hasta la tormenta eléctrica que remata "Something Blue" se suceden melodías refrescantes, armonías trabajadas, coros, voces dobladas y arreglos precisos que se abren paso entre una lluvia de guitarras tan potentes como diáfanas.

En cuanto suena el primer acorde, ya casi estás seguro de que te van a gustar. Es el caso de "Were Better That Nothing" y "Broken in So Many Places" -imposible no acordarse de los Teenage Fanclub más inspirados-; de "Girl I Know" y "Days Collide", con estribillos irresistibles; o de "Little Unsteady", un himno instantáneo. Difícil elegir en un conjunto tan completo.

Quizá haya ahora más grupos produciendo power pop que nunca, pero la mayoría permanecen en las catacumbas, lejos de las modas y mucho más de las listas de éxitos. Sus fieles se congregan en pequeñas salas y transmiten los descubrimientos de boca en boca. O de página en página. 

Propeller ya no son un descubrimiento. Son un valor seguro, el refugio en el que guarecerse cuando necesitas inyectarte una buena dosis de puro power pop.