Fats Domino fue uno de los pioneros del rock and roll. Y sobre todo, uno de los grandes.  Grande en tamaño y en sornisa, enorme en influencia y colosal al piano y cantando.

Palabra de Elvis: "El rock and roll estaba aquí mucho antes de que yo llegara, Nadie puede cantar esa música como los negros. Reconozcámoslo: yo no puedo cantarlo como Fats Domino  lo hace".

Cuando empezó a finales de la década de los cuarenta, Domino era un genuino representante del sonido de Nueva Orleans, un intérprete de esa amalgama de jazz, rhythm and blues y soul que pone ritmo a la ciudad desde tiempos inmemoriales. El rock and roll no existía todavía. O sí, Porque muchos eruditos consideran que "Fat Man", su estreno en el estudio (1949) compuesto junto a Dave Bartholomew, bien pudo ser el primer rock.

Por eso, y porque luego encadenó decenas -literalmente- de éxitos cultivando el mismo género, Domino es considerado uno de los padres del rock and roll, junto a Chuck Berry, Little Richard o Bo Diddley, entre otros. También el ska jamaicano es deudor de su contagioso sonido.

 Así resumía él su visión del asunto en 1957: "Lo que ellos llaman rock and roll ahora es rhytim and blues. Yo he estado tocando esto desde hace quince años en New Orleans".

Me llaman, me llaman el gordo, porque peso doscientas libras

todas las chicas me aman porque yo conozco mi camino

La hoja de servicios de Antoine Domino (1928, Nueva Orleans)  incluye 65 millones de singles vendidos, el segundo artista más vendedor de la era del rock and roll solo por detrás del Rey Elvis Presley, un logro aún más descomunal si tenemos en cuenta el negro color de su piel en tiempos de segregación, también musical.

Entre la ristra de clásicos que dejó el señor Domino destacan "Ain't Than a Shame" (1955), que fue número uno en la voz de Pat Boone"Blueberry Jil" (1965), su mayor éxito; "Blue Monday" (1956), "I´m Walkin" (1959) y "My Girl Josephine" (1960).

Como corresponde a una genuina leyenda, para alcanzar el dorado Fats tuvo que sobreponerse a un trágico giro del destino. Siendo aún un chaval, compaginaba sus actuaciones al piano con el trabajo en una fábrica de somieres. Un buen día una pila de ellos le cayó encima y aplastó sus manos. Los médicos recomendaron la amputación.

Afortunadamente  Domino se negó a seguir el dictamen médico y dos años después estaba de vuelta a los escenarios y listo para emprender una carrera gloriosa.