Cuando una canción se  te agarra la yugular,  lo más sensato es no oponer resistencia. Cuando una guitarra acústica anuncia, como los relámpagos antes del trueno, que el siguiente riff va a ser tan demoledor como tu olfato presiente.  Pues bien, así da comienzo el segundo álbum de The Sparklers.

Las Bengalas son un trío oriundo de la refinada Filadelfia y ofrecen  rock'n'roll de verdad, sin concesiones   a calzón quitado y por derecho propio. Independencia total y a contracorriente para una obra maestra publicada a finales del 2017, que merece ser rescatada y disfrutada en toda su integridad.

Porque a mí me han volado la cabeza con esta sublime colección, irónicamente titulada "Todas las chicas más guapas van directamente al infierno".

Cualquier artista o grupo que sea capaz de inventarse acometidas sónicas como la inicial "My ghosts sing" o su continuación con "Lift a dance my Nancy" ya entraría, porque sí, en mi santuario de sublimes perdedores con himnos para esperar el Apocalipsis con una sonrisa en los labios. Mamma mía, si podrían pertenecer a lo más florido del repertorio de los Replacements de Paul Westerberg.

La cosa gira hacia derroteros más campestres en "Battleship glass jar", con  fiddle marinero incluido.

El corte que titula el álbum "All the prettiest girls" y "Upon Radar" evidencian deudas no saldadas con  el "Candy Apple Grey" de Bob Mould y  Husker Dü.

Guitarras turbo, melodías fulminantes y vocales de eficaz desgarre  garajero.

"Muni" y "Very good Gatsby" rezuman emoción de Americana, convicción  y entrega, que emparenta  a The Sparklers con los mismísimos Social Distortion o Uncle Tupelo

La conmovedora balada  que es "St. Providence", con sus deliciosas acústicas y su acolchado fondo de teclado, nos muestran la faceta más sensible y crepuscular del grupo.

 El escalofriante medio tiempo de "Moon and how to shout it" es otra gozada sin paliativos. ¿Cómo se puede ser tan bueno en intensidad y precisión en menos de tres minutos?. El corte final se titula "Local Honey" y sirve para convocar a los espíritus de Paterson Hood (Drive by Truckers) y Kevin Kinney (Drivin'n' Cryin') para una despedida desenchufada fantástica, que me obliga a repetir audición sin remedio.

"All the girls..." está, como tantos excelentes trabajos de hoy en día, destinado a ser disfrutado por una audiencia minoritaria. Si deseas formar parte de ella, estás avisado.  La recompensa está garantizada y The Sparklers  pueden estar realmente orgullosos de este encomiable esfuerzo. Peleando a la contra.