¿Skate punk? ¿Qué es eso, punks con patinetes o skaters patinando de forma agresiva? Seguramente las dos cosas. Pero también un estilo de música. O así al menos se define a Teenage Bottlerocket, una banda de Wyoiming en la onda de Ramones y Screeching Weasel.

La lista de apellidos de la cultura del imperdible, que nació como una rebelión callejera antes de ser velozmente empaquetada y distribuida con bonitos envoltorios por el sistema, es casi inagotable: post punk, punk pop, punk rock, Ska punk, celty punk, punk melódico...y skate punk.

Sin duda la canción responsable de la etiqueta para Teenage Bottlerocket es "Skate or Die", una declaración de principios que reivindica la comunión de punk y skate, dos "corrientes de pensamiento" que, según Kody Templeman, líder de la banda, se han ido distanciando -ay, ¿será culpa del rap?-. Suena a muerte o gloria al estilo The Clash. Pero ya sabes, con patinete.

"Skate or Die" abría su álbum "They Came From the Shadows" (2009), el primero que el cuarteto grabó para Fat Wreck Chords, un sello dirigido por Fat Mike (NOFX), un entregado fan de The Lillingtons, la banda que tenía Templeman antes de entrar en Teenage Bottlerockets y que se disolvió en 2001.

"Skate or die" es rápida, contagiosa, breve y divertida. Las bases del pop punk. Quizá las bases de un buen paseo en skate -ahí ya me pierdo-. Y es también el título de una película producida en 2008 y un lema para la tribu del patinete desde que los conductores se lo gritaban a los skaters en EEUU hace un par de décadas.

 

Nosotros vamos a luchar,  nosotros vamos a ganar

Nosotros vamos a hacer del skate una jodida amenaza otra vez

Nosotros vamos a estar al acecho para algo "cool"

Nosotros vamos a triturar tu piscina vacía

 

No seas una nenaza, no hay necesidad de llorar

Así que cállate y vuélvete radical, porque ahora es el tiempo de patinar o morir

Ni siquiera necesitas saber la razón

Simplemente cállate y vuélvete radical, porque ahora es tiempo de patinar o morir 

 

 ¿Quién iba a pensar que esos patinetes rudimentarios sobre los que hace unas décadas los niños trataban de mantener el equilibrio cuesta abajo terminarían convirtiéndose en un instrumento de afirmación identitaria y de subversión?