Un día a Julio Ruiz se le olvidó la llave del armario donde guardaba los discos que tenía preparados para poner esa tarde en Disco Grande. Fue genial, al menos para mí. Solo tenía un par de discos a mano para hacer el programa y uno era de los Jam. Así que ese día Disco Grande fue un especial dedicado al Setting Sons.

Por aquel entonces yo conocía solo unas cuantas canciones de los Jam, pero ya había decidido apresuradamene que eran mi banda favorita de todos los tiempos y gracias a esa llave olvidada y a Disco Grande descubrí unas cuantas más y hasta pude grabarlas en mi radiocassete. No era poca cosa: muchos discos no se publicaban aquí y tampoco sobraba el dinero para comprarlos.

Lo que sí había era un montón de programas de radio estupendos conducidos por locutores que eran a la vez sabios profesores de historia del rock, intrépidos guías de las nuevas tendencias y entrañables compañeros de viaje.

Ellos y las cintas que intercambiábamos con los amigos eran nuestro método de conocimiento de un universo efervescente y lleno de etiquetas que sonaban misteriosas y emocionantes: punk, ska, nueva ola, nuevo románticos, góticos, música industrial, tecno pop, nueva psicodelia, nuevo rock americano..... eso sin contar el heavy, la música disco, el funky, el rock urbano...

Rafael Abitbol, Jesús Ordovás, Carlos Tena, Diego Manrique, Juan de Pablos, Gonzalo Garrido, Patricia Godes, Luis Mario Quintana, Paco Pérez Brian, José María Rey, Santiago Alcanda, Fernado García... Diario Pop, Rock 3, Dominó, Flor de Pasión, Dinamita, El Búho, Primera Línea, Diálogos, Sin Nicotina... La lista era interminable, podías oír cosas interesantes cualquier día y a cualquier hora. Hasta en los 40 Principales. Pero escuchábamos Radio 3, Radiocadena y, en Madrid, la inolvidable Onda 2, donde muchos de los de Radio 3 también tenían programa.

Julio Ruiz estaba entonces en Radio Popular, a la hora de la sobremesa. Aunque llevara ya sus años en la radio, visto con la perspectiva del presente casi podemos decir que aquellos eran sus primeros pasos.

Estoy seguro de que entre los discos que estaban en aquel armario cerrado habría algunos de Bowie y Roxy Music, favoritos absolutos de Disco Grande, pero también alguna maqueta de un grupo que tocaría esa noche o de una banda nueva, porque Julio, como Ordovás, fue de los primeros en apostar por la nueva ola madrileña, mucho antes de que se llamara movida.

Ese interés por los nuevos grupos, sin prejuicios ni estirados criterios de selección, ha acompañado siempre a Disco Grande, altavoz de todas las generaciones y todas las tendencias que se han sucedido en el rock y el pop español en los últimos 50 años.

La despedida de Julio Ruiz, como la de cada uno de los que le han precedido en los últimos años, se lleva algo de nosotros. Porque todos esos locos locutores, como cantó Loquillo, nos enseñaron cómo volar.