Gregg Stewart no es para nada un recién llegado a este negocio. Todo lo contrario. Veterano en mil batallas junto a su banda Stewboss, con los que llego a publicar media docena de excelentes álbumes autoeditados y repletos de excelentes canciones de eterno y clásico American Rock.

Nacido en Nueva Jersey aunque ubicado en California desde hace muchos años, Gregg es un vocalista excepcional con habilidad incuestionable para la fabricación de melodías rotundas y atemporales.

En una entrevista reciente sostenía que su año musical favorito fue 1978 y algo así parece querer reivindicar en su atractivo debut en solitario.

"R is for Rock Star" ya te engancha desde el segundo uno. Imposible no apuntarse a ese estribillo canalla con "groove" pegajoso de FM en la autopista.

"Let's go find a night" es un medio tempo de "blue eyed soul/pop" que me recuerda al mejor Southside Johnny.  Mr. Jagger también haría un buen uso del siguiente tema:"You're the one" y su adictivo "chorus" principal.

La balada del álbum se titula "Nobody like you" y es una declaración de amor en clave sureña con guitarras elétricas de mecedora muy a lo Steve Crooper.

"Give it all you got" es pub rock, ritmo y blues, cerveza de barril con Graham Parker al final de la barra.

"Stone cold fox" es rock and roll para una pista de baile que ahora se me antoja ya imaginaria, ya imposible. Pero hubo una época en la que existieron, te lo juro.  Además rememora los mejores momentos de la J. Geils Band con  el gran Peter Wolf.

"When the work is done" transpira aires campestres, cabalgadas a medio gas. Con "Hey doncha" nos dirigimos  a New Orleans o al East Harlem de Garland Jeffreys, lo que prefieras . ¿O  la deuda hay que saldarla con los ritmos iniciáticos del siempre rescatable, siempre reivindicable Gary US Bonds?

El momento Americana surge con los acordes reposados de "What am I to do", mi tema favorito del álbum con esos  teclados acolchonados y envolventes. Si la perfección existe, así tendría que sonar.

El desfile se cierra con la pensativa "Mystery". Aquí Gregg aplica sobredosis de bruma y 

embrujo a sus talentosas cuerdas vocales y el resultado es  cautivador, conciso  y eficaz.

Otro gran disco para paladares selectivos, para aquellos que saben apreciar los esfuerzos repletos de buen gusto y donde la ausencia de pretensiones y el amor por  la melodí perfecta reinan desde el primero hasta el último de los acordes.